Anoche hablé con una maestra. Fue por accidente que hablásemos de educación, algo dijo que me conmovió y traté de tirar del hilo.
Es inteligente, vocacional y muy generosa. Tiene la picardía de la juventud, se apasiona y busca alternativas. Representa algo que bajo ningún concepto deberíamos defraudar.
Y estamos a punto de hacerlo.
Da clases en un barrio muy complicado en las afueras de una enorme ciudad, pero no es de allí. En un momento dado se confía, saca su teléfono y me muestra las fotos de los paneles de trabajo que ha realizado conjuntamente con alumnos de 5º y 6º de primaria.
Iban a dedicar una semana lectiva a trabajar por proyectos, mezclando edades, profesores e investigando el siglo XVI en un país europeo concreto, tomando como punto de referencia la vida de una mujer muy cercana al colegio.
(Padres)
Me pareció magnífico y aplaudí emocionada. En un segundo las dos nos quitábamos la palabra enumerando todas las habilidades, que sin darse cuenta, trabajarían esos niños. Elaborarían gráficos de población, usarían estadísticas, se acercarían a la Literatura con mayúsculas, elegirían sus obras de arte favoritas, redactarían un artículo periodístico, pasarían tiempo en la biblioteca física y virtual investigando, evaluarían su propio aprendizaje, programarían actividades complejas...era fascinante.
-¡Qué bueno! pero ¿tan solo una semana?
- Sí, muchos padres no lo entienden y vamos a ir poco a poco. Creen que perjudicará a los niños no "dar materia" en estos días.
(Administración)
-Si tuvieras que decir una cosa, solo una, que creas puede mejorar mucho las cosas en tu mundo, ¿cuál dirías?- Me atreví a preguntarle.
-Formación. Necesitamos ser mucho mejores. Tengo algunos chavales con dificultades muy específicas y me desespero por no ser capaz de ayudarles como se merecen. El único psicopedagogo del que disponemos, tan solo está cubierto media jornada. Yo paso horas con ellos, he tratado de informarme sobre sus dificultades, he leído cuanto he podido, pero no es suficiente.
-Tendrías que hacer una lista de necesidades imperiosas, alguien habrá a quien recurrir, no sé, la inspección educativa, alguien...
-A mis compañeros les digo, cuando venga la inspección, por favor, !mandádmela a mi aula, que necesito que me corrijan, que me indique cómo hacerlo mejor!
Y así sigue hablando de las dificultades y la imaginación que, junto con sus compañeros, despliega para ir solventándolas, y habla orgullosa de Pedro (*), que es un alumno "excelente" a pesar de los obstáculos, y de lo surrealista que es trabajar con chavales que solo hablan chino, una vez que el aula de enlace ha sido suprimida.
-En ciencias son asombrosos, la notación matemática no les presenta ninguna dificultad y me maravillan sus resultados, pero ¿qué hago con las humanidades?
En un momento dado se refiere con cariño a su "becado", y le pregunto sorprendida, ¿becado?
Sonríe
-Bueno es que esto no se puede saber, no es que sean becados, es que hemos conseguido montar actividades extra-escolares deportivas, y aunque hemos optimizado el precio al máximo posible, (conseguimos equipación y balones de sitios y personas insospechadas), hay niños que no pueden, y había uno que se pasaba mirando el entrenamiento día sí y día también. Le dije que entrara en la pista, y no quiso porque no podía apuntarse.
Así que él pone lo que puede y el resto se lo beco yo. Pero eso no es nada, ¡mi compañero tiene a dos! y eso que al pobre se le acaba el contrato en breve. Aún así pretende seguir con sus "becas".
"Pero no puede saberse", repite.
Y yo pienso que tal vez "no pueda saberse", pero debería, ya lo creo que debería...
Qué bueno sería que padres y administración valorásemos la tarea que realizan. Tanto como para proporcionarles la confianza y la formación que necesitan ¿verdad?
Me hubiese encantado estar en esa conversación, la educación necesita profesores como ella, con ilusión y que busca alternativas, los padres nos tenemos que cuestionar si solo se aprende "dando materia",hemos crecido en un sistema que nos ha hecho creer que esa es la única manera de aprender y que solo se aprende si es aburrido. Un saludo. Adela
ResponderEliminarHola Adela creo que es imprescindible hacer de los maestros profesionales de gran prestigio, animando a los mejores a dedicarse a ello, dándoles la formación que necesitan y demostrando confianza en su criterio.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar, es un placer
Visito tu blog por primera vez (aunque algo ya sabía de tí). Enhorabuena por todo, a tí y a tu padre, al que sigo desde hace tiempo. Creo que los profesionales de la educación (en especial los de Infantil o Primaria) están muy poco valorados. A eso quizás ayude la idea que tenemos de que a Magisterio (como a Derecho) van los peores alumnos. Quizás EDUCACIÓN, al igual que ocurre actualmente con las profesionaes sanitarias, debería contar con los mejores profesionales. Se pueden hacer muchas cosas; ya lo creo que sí. Esto te lo digo no sólo como docente, sino como madre. Pero a veces la culpa es nuestra, de los padres, por "no dejar hacer". Me gustó leer este libro: "Todo lo que hay que saber a los siete años", sobre la educación en Alemania, de D. Elschenbroich. Te seguiré (ya me he suscrito a las entradas). Saludos!
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