Nunca imaginé que alguien considerara que lo que yo pudiera decir mereciera ser escuchado por tantas personas. Cuánto subjuntivo junto...
Bueno, pasó lo "inimaginado" y me invitaron a una charla TEDx, la primera que se iba a realizar en Murcia.
Cuando acepté, lo hice porque faltaba mucho tiempo. Cuando se acercó la fecha empecé a temblar. Cuando subí, el día anterior, al tren que me llevaría allí, estaba absolutamente aterrada.
Es una experiencia singular encontrarte rodeada de una pequeña multitud de personas interesantes, curiosas e inquietas. Personas que creen que la mejor manera de pasar un sábado es sentarse y escuchar breves relatos que desde ámbitos muy dispares dan vueltas en torno a la simplificación de la vida.
Estaba absolutamente convencida de que mi intervención allí era una nota pintoresca, no había más que echar un ojo al programa y ver el alto nivel de los ponentes, pero había aceptado porque soy una insensata y en su momento pensé que era una magnífica ocasión para darle a la petición sobre los libros de texto un poco más de difusión.
No es falsa modestia, teníais que haber escuchado por ejemplo a Higinio Marín. La exactitud de los términos que empleaba, la alusión final al amor, el ritmo pausado de sus palabras. Reconozco que le odié. Durante sus 15 minutos de charla no pude concentrarme en repasar mentalmente los puntos principales de la mía. Yo hablaría poco tiempo después y a esas alturas mi cerebro había pulsado el botón de alarma y creía que si dejaba de estar concentrada durante un segundo me quedaría en blanco. Pero Higinio me hipnotizó con su hablar limpio, preciso, donde cada frase empleada tenía una finalidad y un significado concreto. Parece una obviedad pero no te das cuenta de lo mal que te expresas hasta que alguien como Higinio te dirige unas frases.
Me he propuesto no aludir a las ponencias y ya lo he hecho (mal), pronto podremos disfrutar las grabaciones y cada uno podrá juzgar. Lo que me apetecía era describir las sensaciones antes de olvidarlas.
La palabra es "estimulante". Son 10 horas escuchando, hablando, conociendo...
Ponentes preocupados por la dificultad de encajar su historia en unos minutos, otros tranquilos y sonrientes porque se sienten entre amigos y otros (gracias!) francamente nerviosos.
Y el "jurado", aplaudiendo, riendo las bromas, comentando luego las ponencias. Cuando alguien se te acerca y te dice: "me ha encantado lo que has dicho", "me has emocionado" o "quería saludarte, firmé encantado lo de los libros de texto" parece que las palabras "muchísimas gracias" se quedan pequeñas, y sin embargo son absolutamente sinceras.
Aprendí cosas sobre comunicación, marketing, psicología, conservantes y colorantes, astronomía y el tamaño de las cosas y los problemas, empresas...y aprendí sobre personas.
Sobre lo normales que somos todos cuando andamos por casa, lo nerviosos que nos ponemos cuando queremos hacerlo bien y no defraudar a los demás, o lo que disfrutamos de una ensalada murciana.
Supongo que hay varias maneras de tomarse un evento de estas características: se puede ir, exponer e irse. Ir, exponer y quedarse. Llegar, quedarse. Escuchar, irse. Cada una de esas maneras te dará una visión distinta de la jornada.
En el fondo, no es más que un grupo de personas contándose historias las unas a las otras, y la mayoría de las veces son cosas que ya sabemos, pero que ignoramos que sabemos. Es al oírlas en una voz ajena cuando las reconocemos.
De pequeña me encantaba que me leyesen cuentos. Creo que a todos los humanos nos hipnotiza un buen relato. Eso fue el TEDxMurcia, y como niños, escuchamos embelesados.
Me he propuesto no aludir a las ponencias y ya lo he hecho (mal), pronto podremos disfrutar las grabaciones y cada uno podrá juzgar. Lo que me apetecía era describir las sensaciones antes de olvidarlas.
La palabra es "estimulante". Son 10 horas escuchando, hablando, conociendo...
Ponentes preocupados por la dificultad de encajar su historia en unos minutos, otros tranquilos y sonrientes porque se sienten entre amigos y otros (gracias!) francamente nerviosos.
Y el "jurado", aplaudiendo, riendo las bromas, comentando luego las ponencias. Cuando alguien se te acerca y te dice: "me ha encantado lo que has dicho", "me has emocionado" o "quería saludarte, firmé encantado lo de los libros de texto" parece que las palabras "muchísimas gracias" se quedan pequeñas, y sin embargo son absolutamente sinceras.
Aprendí cosas sobre comunicación, marketing, psicología, conservantes y colorantes, astronomía y el tamaño de las cosas y los problemas, empresas...y aprendí sobre personas.
Sobre lo normales que somos todos cuando andamos por casa, lo nerviosos que nos ponemos cuando queremos hacerlo bien y no defraudar a los demás, o lo que disfrutamos de una ensalada murciana.
Supongo que hay varias maneras de tomarse un evento de estas características: se puede ir, exponer e irse. Ir, exponer y quedarse. Llegar, quedarse. Escuchar, irse. Cada una de esas maneras te dará una visión distinta de la jornada.
En el fondo, no es más que un grupo de personas contándose historias las unas a las otras, y la mayoría de las veces son cosas que ya sabemos, pero que ignoramos que sabemos. Es al oírlas en una voz ajena cuando las reconocemos.
De pequeña me encantaba que me leyesen cuentos. Creo que a todos los humanos nos hipnotiza un buen relato. Eso fue el TEDxMurcia, y como niños, escuchamos embelesados.