Sub-cabecera

Citado en el libro "De qué hablo cuando hablo de correr" H. Murakami

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Una buena ocasión para ser de plasma.

Old Philips television set, pic6
Por Alf van Beem (Trabajo propio) [CC0], undefined. Wikimedia. org

Es posible, aunque improbable, que si estás leyendo esto, no sepas todavía lo que dice el Artículo 11.2 de la Constitución Española y desarrolla el Código Civil art 24 sobre la pérdida de la nacionalidad española.
Y es improbable, porque es imposible que a estas alturas no te hayan llegado los ecos de la entrevista que este martes a las 9 en punto ha hecho Alsina, en el programa "Más de uno", al Presidente Rajoy.
Aquí la puedes escuchar del tirón y aquí leer la parte mollar, posiblemente la reflexión más beneficiosa para los intereses del independentismo catalán, jamás dicha.

Recuerdo perfectamente el momento en que he escuchado la respuesta de marras porque antes de que terminara la frase he exclamado en voz alta: "pa´qué te metes, Manolete".

Hasta aquí todo mi ensañamiento con el desastre de respuesta. No voy a hacer más por varias razones, para empezar porque ya hay toneladas de acerados, crueles, jocosos, sesudos y desternillantes, posts, memes y artículos. Yo no lo voy a hacer mejor, en ninguna de esas categorías.

La segunda porque creo que no había respuesta buena. Ésa era una ocasión de oro para ser un político de plasma, aburrido, gris y no decir nada que interese lo más mínimo a nadie. Vamos, lo usual.

Hasta el momento crucial, Rajoy había insistido una y otra vez en que la posibilidad de una declaración unilateral de independencia (DUI) era tamaña ilegalidad que bajo ningún concepto se iba a producir. tanto es así que Alsina, muy agudo, había reformulado su pregunta partiendo de esa base. También ha estado rápido con la primera debilidad de Rajoy al mencionar escaños cuando le preguntaban por votos, (escaños son mal, votos son bien), pero la cosa no ha pasado a mayores.

Entonces le ha pedido una reflexión y Rajoy se ha puesto a hablar de nacionalidad y de Unión Europea, utilizado como caballo de batalla para disuadir o animar por unos y otros.
Alsina, muy correcto ha preguntado:
"Pero la nacionalidad española no la perderían. Ya que estamos hablando de este escenario que sería la independencia catalana, la nacionalidad española no la perderían los ciudadanos de Cataluña"
Creo que la única respuesta posible a esa reflexión habría sido algo del tipo: "se aplicará la ley" o bien, seguir insistiendo en negarse a hacer elucubraciones. ¿Por qué lo creo?

Supongamos que Rajoy conocía la respuesta (creo muy probable que fuera así y que en su cabeza rondaran interpretaciones que ningún representante responsable debe hacer en ningún caso) y veamos qué dos opciones tenía:

a) Decir lo que se aplicaría en una situación de normalidad (art 11.2 CE y CC art 24 este último es el que ha citado Alsina). 
Consecuencia de a)
En menos que canta un gallo los partidarios de la independencia podrían decir que el presidente del gobierno ha dejado meridiano que aunque se declarase la independencia de forma unilateral no se perdería la nacionalidad española y por lo tanto tampoco la europea, así que no hay que preocuparse. La DUI solo tiene beneficios, nada malo va a ocurrir.

b) Responder haciéndose el loco  - "ah, no sé" -  sin atreverse a añadir algo como: "no puedo ni imaginar lo que sucedería en situación tan excepcional" porque un presidente de gobierno no puede pensar esas cosas, y quedar como un completo desconocedor de la legislación vigente que dice defender. Ésta ha sido la opción elegida.
Consecuencia de b)
En menos que canta un gallo los partidarios de la independencia podrían decir que el presidente del gobierno ha mentido sobre la pérdida de nacionalidad española y por tanto europea, y como miente en eso, mienten todos en todo lo demás y ni los bancos se van a ir a parte alguna, ni problemas con las pensiones, ni habrá corralito, ni salida de la UE, así que no hay que preocuparse. La DUI solo tiene beneficios, nada malo va a ocurrir.

Es un win-win. Vamos, tan win, que en menos que ha cantado el gallo, el sr Mas ha dicho que no hay de qué preocuparse. La DUI solo tiene beneficios, nada malo va a ocurrir.

La tercera razón es diferente. Considero que hemos perdido el debate de la racionalidad. Desde hace meses, pero especialmente en las últimas semanas, cada vez que veo un intercambio, entre pro y anti independencia la cosa acaba mal para la razón. La fuerza del argumentario independentista, aunque no solo él, está basado en los sentimientos y los datos se ponen a su servicio sin rubor alguno.

Un ejemplo anecdótico pero muy gráfico: el número 1 de la lista JpelS, el sr Romeva, fue entrevistado en la BBC en un formato durísimo. Intentó responder con argumentos y salió escaldado. Creo que aprendió la lección porque hoy esgrime otras razones:
"Queremos comer, vestir, hacer el amor cuando nos dé la gana y tantas veces como nos dé la gana. No queremos que nos digan qué y cuándo hacer las cosas, queremos ser una sociedad emancipada, somos mayores de edad"
Cuando se plantean los peores escenarios, indeseables pero posibles, se acusa de emplear la táctica del miedo. Cuando se discuten argumentos económicos, se habla de agravios, de robos, de maltrato. Cuando es sobre el marco legal, el Estado es un opresor. Si se señala que conformarse con mayoría de escaños y no de votos es algo profundamente antidemocrático, la respuesta es que no les han dejado hacer un Referéndum, así que ignorarán los votos porque lo que no pueden ignorar, es el "clamor popular".

Nos han robado el debate. Lo han llevado a las tripas, a la adhesión visceral o el rechazo irracional. A las soluciones mágicas y simples, al bebedizo que cura todos los males porque sí.
En ésas estamos a escasos días de las elecciones autonómicas: es la vuelta de los Chamanes.

Si seguimos así, ganará el hartazgo, la indignación o el enfrentamiento. No ganará la paz social, la mejora del sistema, la convivencia o el mutuo entendimiento. Y no sería tan malo si hacer elecciones cada cierto tiempo no fuera precisamente de eso, de rendir cuentas por la gestión realizada.

En estos casos, me decían hace un rato, todo el mundo espera que las cosas acaben en catarsis o apoteosis, pero nunca ocurre así.  Si llegase el final, será por disolución en el cansancio.

Será largo o frustrante. O peor, ambas cosas.

jueves, 17 de septiembre de 2015

¿Un proceso ensimismado? #CervezasyPolitikon con Lluis Orriols

Lluis Orriols
Madrid 14/09/2015

Lluis Orriols [@LluisOrriols] es cualquier cosa menos un catalán triste. Aunque insista en ello, doy fe que no solo nos tuvo pendientes de sus palabras durante todo el tiempo que duró su exposición, sino que además consiguió arrancar varias carcajadas del público que llenaba a rebosar el Café Manuela.
Antes de escucharle, quizás por ello acudí, tenía catalogado a Lluis como "zorro". Ese prejuicio se ha ido formando tras leer varios de sus artículos, de sus tuits y sobre todo, de sus respuestas a aquellos que buscan en él un experto "erizo".
Su charla, "Un plebiscito para la independencia", constaba tres partes: antes, durante y después del 27S. La primera, a modo de resumen de la variación en el apoyo por parte de los catalanes a la independencia y la correlación con ciertos acontecimientos. La segunda, explicándonos para qué sirve una campaña electoral como la que estamos viviendo. Finalizó tratando de aventurar el 28S, con los datos disponibles hoy día.

¿Cuándo empezó todo?

Parece que la desafección*, el divorcio entre Cataluña y el resto de España, es una lluvia fina que lleva cayendo los últimos 10 años, durante los que se ha extendido la sensación de la existencia de "agravios de baja intensidad", pero es en 2010, con la sentencia del Estatut, cuando para muchos catalanes se acentúa la idea de que la puerta de la solución dialogada se ha cerrado. En 2012 llega la siguiente crisis, a juicio de Lluis, con dos elementos destacables:

a) La llegada al poder del PP (siempre que el PP accede al gobierno en Cataluña hay "terremotos")
b) La crisis de deuda. Cataluña, con un elevado déficit, no puede acceder a los mercados y necesita que España le preste, se convierte entonces en una especie de "troika". Esto, que sucede en todas las CCAA, se traduce en una cierta limitación del autogobierno y en el caso catalán produce un importante rebote del independentismo.

Un tercio de los catalanes viven "desconectados" de la realidad española. Esta cifra por sí sola es un problema muy serio, pero siempre ha sido un problema de una dimensión manejable. Ahora esos números han crecido y para entenderlo hay que observar al llamado "votante mediano".
El votante mediano es aquel que en una escala ideológica, deja tantos a su izquierda como a su derecha, en resumen, es el votante que decide.
En el caso de la cuestión territorial catalana, este votante es el federalista y muchos de ellos han decidido que si la cuestión se dirime entre el statu quo actual (no hay posibilidad de federalismo) y la independencia, se inclinan por la independencia. Representan un 8.2% de los que votarían "Sí" ante una eventual pregunta Si-No.

Estamos en campaña

Sí, y todos nos hemos preguntado alguna vez si ese derroche de medios y energía sirve para algo realmente. Las campañas electorales pueden producir cuatro efectos distintos, con un impacto muy diferente cada uno de ellos.
El primero y más importante es el de refuerzo de las preferencias de"los tuyos". A mucha distancia le sigue la activación del votante latente, es decir, lograr que acudan a votar, y en los dos últimos lugares están la conversión (cambiar el sentido del voto) y la desactivación (desanimar al votante de otra opción y conseguir que se abstenga).
A continuación, Lluis estudió cada uno de estos efectos en el caso concreto de Cataluña partiendo de lo ocurrido en la campaña de 2012 y extrapolando posibles comportamientos.
  • Refuerzo. La capacidad movilizadora del movimiento independentista es asombrosa, llevan cuatro Diadas llenando las calles. En la actualidad, la coincidencia (buscada) de la Diada con el inicio de la campaña electoral y la enorme polarización respecto a la cuestión nacional parecen dos buenas bazas para mantener movilizado al votante independentista.
  • Activación. Este efecto resultó crucial en 2012 para que los resultados del soberanismo se desinflasen: a última hora, el votante no independentista acudió a las urnas. En este punto es interesante mirar detenidamente a "Catalunya sí que es pot" (CSQEP), que agrupa a Podemos Cat., Iniciativa per Catalunya Verds, Esquerra Unida i Alternativa y Equo Cat. A fecha de hoy parece que está resultando una candidatura fallida porque tradicionalmente el votante eco-socialista es un votante muy movilizado, no está ocurriendo así en estas semanas, al contrario, el porcentaje de indecisos en esta órbita supera la media y cuando se les pregunta a los votantes de ICV pasa esto:

    Lluis nos explicó que los partidos necesitan siglas y/o líderes. Una formación nueva carece de siglas consolidadas por lo que necesita recurrir a un liderazgo fuerte. En este sentido son representativos los ejemplos de Ada Colau en Barcelona o Manuela Carmena en Madrid, dos nombres propios con una fortaleza muy superior al de sus siglas, no es el caso de CSQEP.

  • Conversión. Los votantes que cambian el sentido de su voto son aquellos que se sitúan en las fronteras porosas. Las más permeables de todas ahora mismo son las que existen entre el Partido Popular (PP) --> Ciudadanos (C's) por un lado y entre ERC (Junts pel Sí) <-->CUP por otro. El primer caso puede explicar la entrada en liza de Albiol (PP) que si bien limita el número de votantes, es una figura muy conocida que puede amortiguar esa fuga a favor de C's (si no puedes jugar por el centro, inténtalo por el extremo).
  • Desactivación. ¿La corrupción pasa factura a los partidos? preguntaron desde el público. Bueno, no tanto como podríamos pensar. Tal y como nos contó Lluis, una campaña negativa resulta muy útil cuando solo la realiza uno de los contendientes pero si el resto reacciona de la misma manera, el efecto que puede producir en el votante es el de conducirle a la abstención. Las acusaciones generalizadas de corrupción son leídas por parte del electorado como arma electoral.

¿Siguiente escenario?

La creación de la lista de Junts pel Sí (JpS) y el esfuerzo que dicho acuerdo supuso para los integrantes- se ha marginado a todos los cuadros medios de ERC y Convergencia - hacía presagiar que realmente había intención de plantear estas elecciones como medianamente plebiscitarias. A partir de cierto momento sin embargo, el discurso se orienta a considerar decisivos los escaños y no los votos. A juicio de Orriols esto lo rompe por completo, ya que si dichas elecciones han sido planteadas como plebiscitarias por JpS para poder demostrar que son mayoritarios, la carga de la prueba recae en ganar en número de votos.
Si se cumplen los vaticinios de la mayoría de encuestas (ojo, mientras escribo parece que las cosas pueden cambiar) y no se obtuviera la victoria en votos, el proceso se volvería autista.
¿Qué titularían al día siguiente Financial Times o The Economist? Se pregunta Lluis. "Han ganado en escaños" No. En ese escenario el proceso se ensimismaría y resultaría altamente imprevisible.
Pero ¿y si tampoco se obtuviera una mayoría de escaños? Nada impediría que preguntasen en el Parlament para conocer qué porcentaje de los votos de CSQEP es independentista.
Al contar escaños empieza el caos, solo la victoria en votos puede interpretarse como una forma concreta de mandato de los electores.


En este momento se inició el turno de preguntas. Si la charla de Orriols nos había mantenido pegados a la silla, las cuestiones planteadas por los asistentes no fueron menos interesantes.
Juzgad vosotros mismos (sin ánimo exhaustivo): 
  1. Efecto, si lo hubiera, de la no presentación de Albert Rivera como candidato en Cataluña.
  2. Al tratar de convertir unas elecciones autonómicas en plebiscitarias se anula la rendición de cuentas que todas las elecciones suponen. ¿Pasará factura a algún partido o al propio sistema?
  3. ¿Cómo asesorarías al PSC?
  4. ¿Frenaría el proceso una derrota de JpS?
  5. El debate está dominado por los sentimientos ¿tienen relevancia los datos?
  6. ¿Tendría recorrido un movimiento centralista (federalista)?
  7. ¿Por qué los "malos" (en asuntos fiscales) son los catalanes, cuando los vascos tienen el Cupo?
  8. Fractura social.
Fue en esta última pregunta cuando el tono del encuentro cambió. Hasta ese momento se habían analizado todas las aristas desde el punto de vista del "politólogo robot" (sic). Me fui de allí sabiendo y entendiendo muchas cosas que antes ignoraba, pero me llevé una sensación de profundo desasosiego. He tardado un par de días en transcribir mis notas, las he releído varias veces y también he recuperado artículos de Lluis, como el que os he enlazado al principio.
No sé lo que ocurrirá, no sé si la situación cambiará para bien y si, sea cual sea el resultado, seremos capaces de recuperar la convivencia que nunca debimos perder. No lo sé, pero sí hay algo que tengo claro: el lunes, un catalán encantador y nada triste, hizo un gran esfuerzo por proporcionar algo de luz a un público con ganas de comprender. Estoy segura de que en Cataluña se estará produciendo lo mismo y un extremeño, asturiano o madrileño, realizará el esfuerzo de analizar ante un público catalán, todas esas cosas que también a ellos les resultan extrañas.
Pues ahí, en ese esfuerzo por explicar y entender, está la esperanza.



(*) Desafección, ese término que empleamos tanto estos días, como quien alude a la indiferencia o a la falta de afecto, solo tiene una acepción para la RAE . Por mi parte, dejaré de utilizarla.

martes, 15 de septiembre de 2015

Hasta que la muerte nos separe.

Old Couple
Hasta que la muerte nos separe, palabras que decimos cuando aún no importa, cuando todavía es imposible. Tan lejana, que es para nunca.
No son palabras livianas ni cuando son promesa de amor eterno, pero nunca más falsas o hirientes que en los pequeños universos de los cementerios.

Allí las palabras se transforman en cubos con agua jabonosa y en paños que se humedecen. Son flores que se cambian, letras que se repasan, piedras que se acarician.
Y se llena el aire de gestos tiernos, de actos cotidianos, de ponerle bonito el sitio. De rozar el nombre como si algo más hubiera que una piedra trabajada y blanqueada con yeso.
Y se musitan oraciones y se escucha un "él" o "ella".

Porque la muerte los separó, pero lo hizo mal; dejó una parte olvidada que visita el cementerio y nota la cadena pesada de esas palabras.
Porque no lo hizo bien, tan solo los puso demasiado lejos para tocarse, pero olvidó cortar el hilo, que sigue vivo y aguarda.

Hasta que la muerte nos separe, no es buena cosa para decirle a nadie a quien puedas llegar a amar como se ama cuando nada te ha faltado por compartir. Porque la muerte no separa, tan solo aleja y te deja medio vivo.

Hasta que la muerte vuelva a juntarnos, es lo que dicen sus rostros, mientras pasan el paño humedecido, limpian las hojas secas y clavan los ojos en las letras blancas.





PD: Esto es lo que dice en la licencia de uso de la fotografía:
"Yo, el titular de los derechos de autor de esta obra, lo libero al dominio público. Esto aplica en todo el mundo.En algunos países esto puede no ser legalmente factible; si ello ocurriese:
Concedo a cualquier persona el derecho de usar este trabajo para cualquier propósito, sin ningún tipo de condición al menos que éstas sean requeridas por la ley"

Muchas gracias por tu generosidad, autor desconocido.
Ir a Wikimedia

domingo, 6 de septiembre de 2015

No eres tú, soy yo.

Tengo un conocido que es un artista de las relaciones personales. Le he observado negociando y casi siempre me dan ganas de aplaudir al terminar, a pesar de conocer con antelación el desenlace.

Un equipo le solicita permiso para realizar algo. Él escucha elegante, pregunta detalles, se interesa. El solicitante le va contando y por el tono de su voz se nota que cree que tiene el asunto zanjado y se ve cómo va planificando mentalmente. Entonces mi amigo, con su educada voz y sin modificar el tono cordial, le responde: "bueno, eso que dices no se podrá hacer pero es interesante, naturalmente, y si en algo puedo ayudarte, no dudes en decírmelo."
No falla, el aludido termina dándole las gracias.
Yo me río internamente imaginado al despachado absolutamente desconcertado, tan desconcertado como me quedé yo la primera y única vez que me lo hizo.
Me admira su capacidad para dar una negativa sin perder la elegancia, sin dar falsas excusas, sin alterarse ni pretender que le perdones. 

Hay otro tipo de negativas, por ejemplo, las que te dan a su pesar. Sabes que les gusta lo que propones, que lo creen bueno, que lo comparten, que lo harían !ay¡ pero tienen que decir que no y les duele hacerlo.
Este me pareció el caso de la representante del grupo gallego en el Congreso de los Diputados, cuando tuvo que anunciar su postura ante la PNL de los libros de texto. Finalizó su intervención con expresión triste: ojalá podamos llegar a un acuerdo para cambiar el sentido del voto.
Viéndola desde la tribuna me entró congoja y si hubiera podido hacer algo más que respirar, le habría dicho "va mujer, no te agobies, que sé que no es por tu gusto, que te lo ha impuesto el grupo".

Y luego están las negativas increíbles.
Son negativas increíbles las de los que se hacen trampas a sí mismos para llevar el asunto a su zona de confort y también las de los rencorosos, que esperan agazapados la menor ocasión para vengar una posible afrenta que alguien que no eres tú, pero está a tu lado, le hizo.
Aunque ambas tienen en común el hecho de que no te la dan a ti, pero la dan en tu cara, son muy distintas.
Mientras que los rencorosos no esperan tu perdón, su frase final suena a una especie de "Ahhh te j*des", los auto-engañados quieren zanjar el asunto con buen sabor de boca. Quieren que les digas que lo entiendes, que sus motivos son honorables, que pueden seguir dando lecciones urbi et orbi aunque para ello utilicen tu causa.
Vaya por dios qué mala suerte que me ha tocado a mi, con lo bueno que era lo mío...

Yo he visto ambos tipos en el Congreso de los Diputados. Unos me han enfurecido por mezquinos y otros por tramposos.

Y ocurrió que vi un enlace del señor diputado senador Don Ramón Espinar. Él mismo había compartido en facebook su intervención en el Senado, de lo que deduzco que, una vez escuchado, sigue pensando que hizo lo correcto. Voy a transcribir las frases que me hicieron saltar del asiento y que resumen el sentido de su votación:
"Nosotros defendemos los DDHH y los defendemos en cualquier lugar. Y Nosotros condenamos la resolución por vía judicial de cualquier tipo de conflicto político, así como condenamos cualquier violación de los DDHH allí donde se produzcan, de forma que nosotros estamos de acuerdo con el espíritu de la moción que ha presentado el Partido Popular y saludamos muy especialmente la enmienda presentada por el Partido Socialista, entendemos que llamar al diálogo es fundamental en cualquier conflicto y también en la situación que se está produciendo en Venezuela (...) Dicho todo esto el sentido de nuestro voto no va a ser favorable. Nos vamos a abstener, nos vamos a abstener en esta moción y nos vamos a abstener en esta moción porque entendemos que no es que al Partido Popular le haya dado de pronto un ataque de defensa de los Derechos Humanos, entendemos que ustedes (PP) hace tiempo que llevan queriendo situar la cuestión de Venezuela en la agenda pública para no hablar de los problemas de los españoles. Porque si ustedes señorías quisieran defender los derechos Humanos fuera de nuestras fronteras, no tendrían que irse tan lejos, aunque está bien que se vayan tan lejos..."
Mientras, en la tribuna, dos mujeres cuyos maridos están en prisión, le observaban. Puedo imaginar sin ninguna dificultad lo que sentían.

La moción presentada por el Partido Popular, cuyo espíritu compartía el señor senador, fue aprobada. La enmienda del partido Socialista, que tan especialmente saludaba el señor senador, también.
Pero aunque espíritu y detalle fueran de su agrado, no fue suficiente para lograr su apoyo.

La nueva política tiene tics muy viejos.

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