El miércoles pude escuchar al Sr Berninger, por primera vez, en directo. Por primera vez, después de 6 discos. De cientos de carreras con sus fraseos por banda sonora, cruzando puentes sobre la M-30, subiendo y bajando Arturo Soria, maldiciendo el gorro de las torres de Colón, o el Hotel de la Avenida de América que me han estropeado uno de los skylines más hermosos de Madrid.
Estaba Matt, cuando un maravilloso analgésico en vena, me sumió en un estado de felicidad solo alcanzable en el momento en que un dolor insoportable, desaparece. "Wasp Nest" y "I don´t mind" sonaban, y había aire acondicionado y ya no hacía calor. Y silencio y sábanas frescas.
También, por primera vez, viví un concierto sentada. No es el palacio de Vistalegre el sitio ideal, (temperatura heladora y dudosa acústica, especialmente con ellos y sus melodías orquestadas y llenas de matices), pero fue magnífico.
No podía evitar pensar que un educado profesor de literatura inglesa había subido al escenario, agarrando con ambas manos el micrófono, tan pegado a su boca siempre. Hay algo freudiano en ello, seguro, pero aunque los sé americanos, siempre me pregunto de qué parte de Inglaterra vienen.
La extraña humildad de la estrella con traje y gafas de pasta ("Thank you, so, so much") podría decirse que sorprendida ante la enorme cantidad de personas pidiendo más, los paseos por la pista sin dejar de cantar, la batería absolutamente espectacular y "About Today" (Tonight / You just close your eyes / And I just watch you / Slip away / How close am I / To losing you ) convertida en himno, con final apoteósico, que me erizó la piel.
Memorable.
Se despidieron a lo grande, en acústico, con una versión apabullante de "Vanderlyle Crybaby Geeks" mirando al público, para que no nos quedasen dudas. Queremos que vuelvan.
Hay algo en ellos, que muy pocas bandas poseen, no es que sea requisito imprescindible, casi resulta una extravagancia: son unos tipos muy elegantes.
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