Meriam Ibrahim es una mujer de 27 años, casada y madre de un niño de 20 meses y ahora de una niña también. Nació, según cuentan los periódicos, mientras su madre estaba encadenada.
A esta mujer la van a matar cuando termine de amamantar a la recién nacida. La aplicación estricta de la "sharia" ha escrito su futuro inmediato: dentro de 2 semanas recibirá 100 latigazos por adulterio. Dentro de 2 años, será ahorcada por apostasía.
No quiero caer en el error de evaluar si alguien merece 100 latigazos por adulterio, pero en su caso es relevante, porque demostrar que ese cargo no es cierto es su única posibilidad legal de librarse de semejante pena.
Esta mujer sufrirá estos horrores porque no practica la religión dominante en su país.
La secuencia es así de desquiciada: su padre era musulmán, según la ley, todo hijo de varón musulmán es musulmán. Meriam se crió sin su padre, solo con su madre. Meriam no es musulmana sino cristiana. Se casa con un hombre (cristiano en este caso) y tiene hijos con él. La aplicación de la misma ley impide a una mujer musulmana casarse con un cristiano.
Meriam en consecuencia es culpable de apostasía (renunciar a la fe) y de adulterio ya que su matrimonio es nulo.
"Yo sentencio a que sea ahorcada hasta la muerte y a recibir 100 latigazos por adulterio"
Abbas Mohammed Al-Khalifa
Y para poder aplicar la sentencia, primero la fustigarán y luego la matarán. Y para no violar la misma ley que la va a matar, permitirán que amamante a su hija recién nacida durante 2 años. El tiempo que marca la ley como uno de los derechos básicos esenciales de cada niño.
Luego dejarán a esos niños sin madre para el resto de sus vidas.
Amnistía Internacional entre otros nos pide que actuemos
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