En estos momentos debería estar publicando y comentando la normativa sobre libros de texto que tengo recopilada y que en varias ocasiones he prometido "subir" al blog (curioso el idioma, que nos delata). Pero en estos dos días he aprendido algunas cosas que, por la urgencia que la flaca memoria impone, prefiero comentar. A fin de cuentas, esto de los libros va para largo, siendo como somos, tendremos que esperar al próximo sableo allá por septiembre de 2013, para volver a reaccionar de una manera significativa, es decir, mi labor de hormiguita tratando de evitar que este asunto se muera, puede esperar a mañana, o al menos eso me digo.
La primera cosa importante que he aprendido ha sido que no se rescata a los bancos. Y me parece muy relevante haberlo hecho. He preguntado, demostrando algo de prudencia (que después he agradecido sobremanera ya que me ha permitido salvar un mínimo de dignidad) y me han dado la respuesta aquí: Rescatar a las personas, no a los bancos. Insultar ficciones jurídicas.
Es una entrada completa que me responde a un comentario hecho en otra entrada anterior(*)
Cuando uno pregunta siempre muestra su ignorancia, de ahí que seamos reacios a hacer preguntas sobre todo a una determinada edad, en la que ya se supone deberíamos saber muchas cosas, al menos si tenemos la osadía de manifestar nuestras opiniones sobre tal o cual asunto de forma pública. Pues sí, uno pregunta y muestra sus carencias, pero al tiempo tiene la oportunidad de aprender, criticar y hacer que esas carencias de hoy se conviertan en virtudes mañana. Pregunté con cierta insolencia dado mi desconocimiento (preguntar partiendo de un supuesto que es parcialmente falso, como luego averigüé) y pregunté a Jesús Alfaro, mi hermano. Si le hubiera formulado la pregunta directamente, apuesto algo importante a que hubiese recibido una respuesta del tipo: "no digas tonterías Elena, parece mentira" pero pregunté en su blog y salió el mejor profesor que lleva dentro. Y como excelente profesor que es, evitó la respuesta directa que pondría en evidencia mi ignorancia, y decidió que mi error parecía ser tan generalizado que merecía una entrada completa, la mar de pedagógica. Se lo agradezco, y la mejor manera que tengo de hacerlo es aprenderlo.
Pues sí les recomiendo su lectura, porque así dejaremos de decir muchas tonterías, y al tiempo podremos sustentar nuestras opiniones y evitar que cualquiera con dos frases preparadas nos desmonte un argumento cuyo fondo es real y correcto.
Y ahora me siento más tranquila para dar respuesta a un comentario que es muy probable que hayáis escuchados estos días. Hay variedad de formulaciones, pero vienen a decir más o menos una tontería similar a la mía, que las Medidas para evitar desahucios que se acaban de aprobar podrían tener consecuencias indeseables. En concreto que el límite de ingresos (aproximadamente 19.000 €) podría crear un "nicho" social al que se le negara el crédito. Es decir que los bancos van a negar por sistema créditos a personas cuyos ingresos estén por debajo de ese nivel puesto que ello les permitiría evitar el desahucio en caso de impago de su deuda.
Creo que es un planteamiento falaz, no tonto por ignorancia, sino intencionadamente falso. Y lo creo por varias razones:
En primer lugar, porque los ingresos no son, ni de lejos, el único requisito que ha de cumplir el interesado en evitar un desahucio, para seguir, porque estas medidas no lo evitan, simplemente aplazan el "lanzamiento" (ay! la lengua de nuevo) dos años, en tercer lugar porque no hablamos de créditos sino de hipotecas, cuyo importe, garantías y plazos todos conocemos un poco, y por último y desde mi punto de vista más significativo, porque no puede ser posible que una entidad conceda este tipo de préstamos a personas cuyos únicos ingresos son inferiores a esa cantidad, y, me atrevería a decir, una cantidad mucho mayor.
En cualquier caso, me gustaría saber cuántas hipotecas de este tipo se han firmado, porque creo que el número es tan irrelevante que en ningún caso esta medida aprobada va a producir el menor cambio en la actitud de quienes las otorgan. Ese nicho ya existe de manera natural, y es una medida de protección hacia las dos partes, la que presta y la que se compromete a devolver.
Lo siento pero no puedo presumir la ignorancia del que presta al que sabe que no va a poder devolver. Eso lo hacen otras asociaciones, pero normalmente son sin ánimo de lucro y el banco ha de lucrarse, es lo correcto para que el sistema funcione.
Pero algo hay que hacer para que esta sangría pare en algún momento. Es importante, fundamental, mantener la confianza de que se devuelve lo que se pide prestado, pero también lo es para cualquier sociedad evitar tener un ejército de familias sin hogar.
Siempre es dramático, pero Aquí está tan íntimamente bien contado que merece la pena leerlo para seguir con los ojos y la mente abiertos (**)
(*) Es soberbia por mi parte pensar que la entrada se origina en mi pregunta, pero tampoco creo que haya mucho de malo en pensarlo así, y ello me satisface.
(**) La importancia de este relato radica en que está escrito en primera persona. Cristina Fallarás ha sido la primera mujer en recibir el premio Dashiel Hammett (novela negra). Así están las cosas...
(***) El lenguaje...eso lo escribiré otro día, o no, pero, qué grado tan alto de mezcla con nuestro sentir. Usamos la palabra desahuciado (ahuciar, esperanza) tanto para el que pierde su hogar como para el enfermo sin posibilidad de cura.
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