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Citado en el libro "De qué hablo cuando hablo de correr" H. Murakami

martes, 17 de febrero de 2015

Grecia y Europa. Días de oportunidad y apósitos.

Jonh Müller (@cultrun) nos ha dicho esta tarde en el bar "Los diablos azules", que sería bueno que la gente conociera la dinámica interna de una redacción para valorar en su justa medida el alcance de las noticias. No todo lo que aparece escrito en un papel es verdad. [Los Eels ya dieron el mismo consejo " It's not all good and it's not all bad Don't believe everything you read " ].
Más tarde, casi al final, añadió que la "ruptura" de anoche entre Grecia y el Eurogrupo, es parte de la dramaturgia, y no sería extraño que en el próximo acto de esta obra, Finlandia solicitara medidas extraordinarias. Todo entra en el guión, y por ello no deberíamos deducir consecuencias dramáticas de estos acontecimientos.

Irene Martín y John Müller CC/Europa. Madrid 16/02/15
Pensaba en esto de vuelta a casa , al escuchar en la radio, no recuerdo la emisora, a varios contertulios aportando una visión preocupada y bastante pesimista sobre el discurrir de las negociaciones, e imaginando escenarios terribles para una o ambas partes. Me pregunté si eso no era también parte de la dramaturgia.
El común de los mortales, ese lugar exacto donde me encuentro, no sabemos demasiado de economía ni de historia política y tendemos a caricaturizar la escena griega como un asunto de poderosos vs débiles, ricos vs pobres, trabajadores esforzados vs gandules, acusaciones y conclusiones "morales". Nos gustan las metáforas en política - a pesar de que suelen acabar en desastre -  y la fábula de la cigarra y la hormiga nos viene al pelo.
Tras releer todas las notas que tomé en el acto de cc/europa pensé que allí se había reproducido una obra similar entre Irene y John, y deseé que la realidad acabase llegando a las mismas conclusiones que extraje de cuanto nos contaron.

Subidos a unos taburetes, que les hacían parecer cantautores  - Amparo González @orapmagon , dixit - Irene Martín y John Müller nos dieron algo imprescindible: el contexto.
Cualquiera que conozca algo de ambos, deducirá sin problemas qué parte de la historia relató cada uno, pero se equivocaría si lo juzgase como una defensa de las distintas posiciones.

Irene comenzó dejando claro que erramos, mucho y muchas veces, cada vez que buscamos analogías entre Grecia y España. Syriza no es Podemos, el PASOK no es el PSOE y To Potami no es el Ciudadanos griego ni de broma  - a pregunta del público, explicó que To Potami, pese a tener un líder sumamente carismático, no caló porque muchos de sus miembros proceden de los medios de comunicación, que en Grecia no pagan licencias y se les considera parte del régimen clientelar que tanto ha minado el desarrollo griego, los consideran "pijos" (sic) que viven en un mundo privilegiado - en definitiva:
España, no es Grecia.
[ He escuchado esta frase con diferente significado en bocas muy distintas, siempre de manera interesada, esta fue la primera vez que lo creí. ]
Como segunda declaración de principios dejó claro que las dos partes que se han sentado a negociar tienen razón en muchas cosas y que el escenario conocido como "Grexit" - salida de Grecia del euro - no era una posibilidad ni para unos ni para otros. Si la UE amenzara a Grecia, se estaría amenazando a sí misma, y si fuera Grecia quien lo hiciera, estaría traicionando a sus electores y a gran parte de los griegos, porque Syriza es fundamentalmente europeísta. Los griegos quieren pertenecer a la Unión Europea y la crisis no ha hecho variar la tendencia, muy al contrario.
El apoyo a la actuación del gobierno en las negociaciones es bastante impresionante, no solo entre los votante de Syriza, sino en todo el espectro político, es más, entre los votantes de Aurora Dorada, partido que está en las antípodas en el resto de materias, esta aprobación llega al 80% (¡!)
Como en cualquier negociación en la que ambas partes tienen algo que ganar y mucho que perder, hay que evitar que Grecia salga humillada de esta historia. Las consecuencias pueden ser peligrosas, pero, nos tranquilizó, no cree que pueda contagiarse a España. De nuevo, las analogías no funcionan. España tiene la xenofobia en niveles absolutamente controlados y la extrema derecha carece de relevancia política y social como para preocuparnos. En Grecia la situación es bien distinta.
El punto fundamental que, a su juicio, se nos escapa con demasiada frecuencia cuando se habla de la crisis griega, radica en la promesa electoral y el compromiso del nuevo gobierno griego, de acometer reformas institucionales urgentes y profundas.
Me interesaron mucho las pinceladas, de buena conocedora, que Irene proporcionó.
Por ejemplo, los griegos, son mucho menos practicantes que los españoles pero mucho más religiosos. No es nada extraordinario escuchar decir a alguien que es "ortodoxo pero ateo". Nos habló de la ausencia total de mujeres en la primera línea del gobierno, aunque trató de justificarlo poniendo el foco sobre las que están en la segunda, cuya formación y carácter hace que valgan por cinco y pueden ser mucho más beligerantes en políticas de género que sus equivalentes europeas. [Aquí me revolví, no pude estar de acuerdo, de hecho estaba profundamente contrariada. Primero porque creo que la mera exposición pública de mujeres en puestos de máxima responsabilidad, cambia culturas y hábitos. Segundo, porque creo que las mujeres no lo son en tanto en cuanto impulsen políticas de género, nos guste más o menos. Las mujeres han de estar en las mismas condiciones que los hombres, con su ideología, su conservadurismo, o su progresía, aportando su visión y sin necesidad de justificar su designación para un cargo con la consecución de una misión preconcebida]. Habló de prioridades del nuevo gobierno, de derechos de LGTB, de nacionalización de emigrantes de segunda generación, pero sobre todo, transmitió la necesidad de darle a Grecia, una oportunidad.

John Müller nos invitó a pensar en la postura de la otra parte. Con humor, relataba que la posición germana en todo esto, podría recordar a la de un pastor que al rezar el Padre Nuestro omitiese la parte de "perdónanos nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores", pero es que llevamos 1 siglo diciéndole a Alemania que ha de tener un Bundesbank fuerte e independiente, y el hecho de no tenerlo está ligado a dos guerras mundiales. Cuenta que tras la IIGM, Alemania fue a Londres no a pedir una quita de deudas sino a reconocerlas todas. A adquirir el compromiso moral de satisfacerlas aceptando la reparación a los judíos tras el holocausto, pese a que esa actitud endurecería la postura de sus acreedores. Adenauer respondió que las reparaciones eran un asunto moral que iba más allá de cualquier racionalidad negociadora.
¿Y sobre la economía Griega? Pues que los últimos gobiernos han demostrado una incompetencia colosal, a modo ilustrativo: han bajado salarios un 30% y todo lo que han ganado en competitividad con ello, lo han perdido por la subida de costes energéticos. La eléctrica griega ha subido precios porque al ser empresa pública y estar sometida a la troika ha tenido que aplicar subidas de IVA y ausencia de déficit. Resultado: dejar a la gente pasando hambre y hacer rica a la eléctrica.
Hubo dos cuestiones que me parecieron muy potentes de lo relatado por Müller.
La existencia de una oportunidad de crecimiento para Grecia aprovechando una característica casi única (la comparte con Turquía, que por lo visto, sí sabe rentabilizarla). Es un país "interface": comunica mundos distintos, y que lo que ahora mismo nos parece un drama, tal vez sea el revulsivo que Europa necesita para animarse, por fin, a adoptar mecanismos ágiles de decisión y soluciones más audaces. Ha quedado claro que no podemos esperar 2 años para tomar las medidas necesarias. Si lo lográsemos, puede que la crisis griega acabe en una transformación beneficiosa para toda Europa.
"Si lo que realmente nos importa es que la UE sea una zona de crecimiento y libertad donde florezcan las teorías democráticas, ¿por qué no vamos a ser lo suficientemente flexibles?"
Esto lo dijo un hombre, que unos minutos antes, había mostrado su reverencia por la construcción europea al considerarla como "el último experimento civilizatorio de la humanidad".

No quiero terminar sin añadir algo que aportó Álvaro Imbernón - @alvaro_ims - dentro y fuera del local. Dentro, nos recordó que los nacionalismos en el sur de Europa tienen su respuesta simétrica en el norte, y ciertas actitudes solo provocarán un aumento de la insolidaridad entre los miembros de este barco que es Europa. Fuera, insistió en lo que otras veces nos ha advertido: los europeos seguimos mirándonos el ombligo, como si nuestros problemas domésticos, fueran el mundo. Pareciera que ignoramos que Asia, África.... están ahí.

Ser europeísta no parece tarea sencilla. Aprender de ella, de Europa, desde puntos tan variados, nos lo pone un poco más fácil.

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