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Citado en el libro "De qué hablo cuando hablo de correr" H. Murakami

domingo, 4 de enero de 2015

Rock&Roll Star #Politikones

"Tu padre no lo dice, pero me mira mal ¿Quién es el chico tan raro, con el que vas?"
"El Ritmo del Garaje". Loquillo y Trogloditas


#CervezasyPolitikon Madrid 03/01/2015
Estaban todos - aunque no todos intervinieron - y el Irish Rover a rebosar.



Suanzes (@suanzes), ejerciendo de maestro de ceremonias, dejó claro que los asistentes no podían contar su vida con la excusa de preguntar, y que los politikones debían abstenerse entre otras cosas de hablar de Foucault. Todos de acuerdo.

Fueron dos horas en las que hablaron de política, siendo política aquello que nos afecta a todos, aquellas medidas, soluciones y problemas que nos atañen. No dijeron nada absolutamente sorprendente, mágico o revolucionario, hablaron con honestidad de lo que han estudiado, aportando datos y tratando de ser rigurosos y accesibles en sus explicaciones.
Era la antítesis de lo que el común de los mortales consideramos política. Cada uno dispuso de cinco minutos para hilvanar unas pocas ideas, yo iba anotando lo que me parecía esencial y fue sencillo hacerlo porque, cada vez más, estos chicos hablan claro y cercano, sin trivializar ni tratarnos de ignorantes.

Jorge Galindo (@JorgeGalindo) habló de paro, precariedad y desigualdad. Paro, un 25% que para nuestra desgracia, no es nada nuevo, ya lo teníamos en el 93. Precariedad, con una segmentación del mercado laboral que separa a los muy protegidos de los absolutamente precarios. Desigualdad, no tanto entre ricos y pobres no, en el caso patrio la cosa va más de los "muy pobres" que ya son demasiados y se han quedado atrás.

Kiko Llaneras (@kikollan) lo hizo sobre corrupción a través de tres preguntas:

  • ¿Cuánta corrupción hay en España? Sabemos que, ahora, la percepción es máxima, y también que España empezó a retroceder en todos los índices (buenos) ya en 2005. En plena burbuja nadie estaba pensando en estas cosas (me acordé de la charla TEDx de Jesús Alfaro "Bendita Crisis" en la que decía que, en aquellos años de bonanza, estábamos todos a nuestras cosas). Creemos que lo que estamos viviendo ahora, son los ecos de aquellos "maravillosos" años.
  • ¿Es un problema cultural? No hay nada que sustente esta creencia, en las últimas décadas, España ha reducido su nivel de economía sumergida en un 50% y somos el 2º país de la UE en intolerancia a la corrupción. No son malos mimbres para arreglar este desaguisado.
  • Paradoja de experiencia de corrupción: aunque efectivamente la percepción de la corrupción es insoportable, los españoles no somos precisamente los europeos que más la sufrimos en nuestro día a día: nuestra corrupción es política, no administrativa. Esto además de ser bueno, es un punto de partida para buscar soluciones.
Octavio Medina (@octavio_medina) retomó donde Kiko lo había dejado. Se puede superar la corrupción aunque no sabemos muy bien cómo y es que las experiencias son muy diversas en los distintos países como para obtener una receta. Se inclina por poner en valor la figura del "chivato", algo poco practicado en España.
Explicó que toda relación corrupta es un tanto esquizofrénica. Cuando, por ejemplo, un empresario trata de sobornar a un funcionario para obtener una licitación, se crea una situación de incertidumbre para ambos. El empresario no tiene garantías de que el funcionario cumpla su parte y no lo delate y el funcionario tiene motivos para sospechar que si el negocio no sale todo lo bien que desearía, será acusado inmediatamente por su cómplice. El talón de Aquiles de los pactos corruptos es la desconfianza, y ahí hay una posibilidad magnífica de desincentivar este tipo de prácticas, animando con buen trato a los delatores y logrando que la corrupción sea realmente una operación de alto riesgo.
Aportó una segunda idea al respecto: es más efectivo aumentar la posibilidad de control, que la pena en sí. En nuestro caso podemos mejorar mucho aumentando los recursos del Tribunal de Cuentas.

Pablo Simon (@kanciller) nos ilustró sobre lo que nos está pasando con nuestros partidos políticos. Y digo "nos" porque parece que andamos desconcertados después años de un sistema muy estable con cuatro o cinco partidos muy conocidos. Pero el fenómeno está estudiado (es tranquilizador, como leerse el prospecto de un medicamento) y para ello citó el libro de Jana Morgan -  Bancarrota de la representación y colapso del sistema de partidos - donde se señalan tres factores claves del proceso:

  • Cartelización del sistema de partidos políticos. Se producen "acuerdos" para mantener las mismas políticas y evitar que lleguen otros a cambiarlas.
  • Existencia de grupos sociales importantes que dejan de sentirse representados.
  • La corrupción aflora, ya que con la llegada de periodos de crisis económica las redes clientelares tejidas en épocas boyantes se descomponen al dejar de fluir el dinero y las oportunidades de negocio rápido.
Estos tres elementos se dan en España, Grecia e Italia. No tanto en Portugal e Irlanda.

La intervención de Roger Senserrich (@egocrata) se produjo ya en tiempo de preguntas, y añadió unas pinceladas muy interesantes. Centró sus palabras en la importancia de hablar de políticas públicas. Y me sorprendió que algo tan inherente a la política me resultara tan novedoso. Nadie habla de políticas públicas honestamente. Es cierto, es casi un suicidio político escuchar que hay que congelar pensiones si queremos invertir más y mejor en infancia. Es misión imposible debatir tranquilamente sobre cómo distribuir el gasto, elegir de dónde quitar para mejorar otros asuntos que redundarán en un beneficio global y a más largo plazo. Es -  pensé yo - en definitiva, que lo que realmente es la esencia de la política está siendo esquivada cada día por unos y otros. Y creo que la culpa no es de los que se dedican a ella, sino nuestra. De los desinformados que solo preguntamos qué hay de lo mío, de los que orientamos nuestro voto en función de medidas muy concretas que nos gustan o disgustan sin tomarnos la molestia de escuchar y pensar , de darnos cuenta que organizarnos como sociedad no es elegir un menú de platos aislados.

Se habló de muchos otros temas: de modelo productivo e incorporación de las mujeres al mercado laboral, de lo progresivo que es invertir en Educación infantil y lo regresivo que es hacerlo en Universidad, de lo que nos venden - y compramos - cuando "amalgamamos" todos los problemas en uno y buscamos un culpable. En general y como he dicho antes, se nos trató como a personas inteligentes, curiosas y necesarias.

Y creo que ése es el primer mérito de estos actos. Hablar de política sí, pero desde lo que otros ya han estudiado, descartando soluciones que se saben fallidas y proponiendo caminos que pueden funcionar. Exponiendo los costes, sacrificios y limitaciones que las distintas soluciones tienen. Dos horas tremendamente amenas donde no se habló "de Podemos, de Cataluña, ni de Pedro Sánchez" (Suanzes dixit).

Y luego está el público, el segundo mérito. Ya sean conocidos o desconocidos, se produce una acumulación de personas interesantes tal que, bebida en ristre, tienes altas probabilidades de asistir y/o participar en una conversación inteligente, divertida y de la que seguro, aprendes algo.

Ahora sí que creo que empezamos a salir de la crisis. Ahora veo gente que no sé si está enfadada o no, probablemente sí, pero con ganas de aprender, participar y pensar cómo salir de este lío creando una sociedad mejor.

Solo falta escuchar voces femeninas en esta estupenda banda.

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