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Citado en el libro "De qué hablo cuando hablo de correr" H. Murakami

jueves, 16 de abril de 2015

La ciencia se hace por amor. Call To Innovation Cara B.


David Roberts. Madrid 13.04.15
2442 puntos. Ya no me cargo leucocitos por error.
He detectado 139 parásitos de malaria y con ello me he puesto primera en la lista de "Top Hunters" del día y la segunda en cómputo semanal.
Si quieres probar, entra en esta página y echa una partida.

Este post no va de malaria, o sí, o también. ¿Os acordáis del Recaptcha? Es esa genialidad que convierte una acción imprescindible, cotidiana y latosa, en una vía para generar conocimiento. Pues jugar a detectar parásitos de malaria en muestras de sangre digitalizadas, hace algo parecido pero mejor, porque combinando las detecciones de parásitos que jugadores no expertos realizan sobre la misma imagen, se llega a un recuento muy preciso. Increíble, pero cierto. Lo han comprobado así:

"Durante un mes, voluntarios anónimos de 95 países diferentes jugaron más de 12.000 partidas que dieron lugar a una base de datos de 270.000 clicks en imágenes con parásitos. El análisis de estos datos reveló que la fusión de los resultados obtenidos por 22 voluntarios sin experiencia previa o 13 voluntarios entrenados durante un minuto permite obtener un recuento de parásitos perfecto, tan preciso como el de un experto microscopista."

Sigue leyendo para hacerte una idea de hasta dónde puede llegar el proyecto, basado en inteligencia colectiva, que ha creado el asturiano Miguel Luengo-Oroz ( @litonidas ).
Miguel es, entre otras muchas cosas, graduado por la Singularity University de la NASA y doctor ingeniero de teleco por la Politécnica de Madrid.

No fue la única maravilla de la que tuve conocimiento el lunes. Escuché una de ésas que a mi, que soy de natural entusiasta, me habrían hecho aplaudir calurosamente si el bloc de notas, el móvil para las fotos y el bolígrafo, me lo hubieran permitido.
El culpable fue el doctor Ignacio Hernández, creador de la plataforma "Savana". Una herramienta de trabajo colaborativo en la que cualquier médico, esté donde esté, puede apoyarse - "democratizar el conocimiento médico" - reutilizando las historias clínicas a modo de base de datos para beneficio de los pacientes de todo el mundo.

Otro guerrero del BIEN es por ejemplo Pablo de Manuel Triantafilotambién ex-alumno de la Singularity, que nos explicó que cada 5 años se duplica el número de personas capaces de destruir el mundo. Gracias a chicos prevenidos y visionarios como él y sus compañeros, que desarrollan modelos para aumentar la resilencia del Planeta podemos estar un poco más tranquilos, o mejor dicho, seguir viviendo en la ignorancia si así lo preferimos.

Escucharles fue un chute de optimismo y esperanza, un broche de platino y diamantes a la charla que David Roberts nos había ofrecido previamente.

La fundación Rafael del Pino colgará en breve el vídeo del evento, así que, dado que he tardado más de la cuenta en terminar este post, os haré un breve relato de lo que me pareció más significativo y revelador.
David Roberts que es un fenómeno en todos los sentidos - echad un ojo a su pequeña bio - vino a hablarnos sobre "Innovación disruptiva e impacto Global... desde España", de ahí que haya comenzado el relato con esos innovadores y el alcance que sus sueños, ideas o divertimentos tienen.

¿Qué persigue la Universidad de la Singularidad?

Juan Martínez-Barea la define como " una mezcla de la NASA y la madre Teresa de Calcuta". Roberts dijo perseguir dos objetivos: formar y alentar nuevos líderes en políticas y ciencias para que entiendan la parte exponencial de la vida y ayudarles a crear instrumentos que puedan cambiar la vida de la gente.
Lo hacen y no puede resultar más emocionante descubrir qué son/somos capaces de hacer.


Roberts planteó cuatro cuestiones básicas a tener en cuenta si queremos ser parte de todo esto:

  • a) ¿Qué es disrupción? (ojo que no está en la RAE como tal).
  • b) Las oportunidades son exponenciales.
  • c) El desafío es llegar (afectar) a millones de personas.
  • d) Tener claro porqué queremos hacerlo.

a) Disrupción.
Una innovación disruptiva es pasar de recorrer medio mundo sin saber a dónde vas, sin que te financien porque te has equivocado al leer las cartas de navegación en varios miles de millas y no hay barco que lo soporte, y los de la pasta lo saben,  ("empresarios del mundo: ¡no tenéis que tener razón!"), para buscar especias, porque crees que conservan los alimentos, y que a un americano llamado Frederick Tudor (1783-1864) se le ocurra conservar el hielo del invierno en una caseta de madera aislada con serrín, descubrir que solo se funden 3 pulgadas durante el verano y decidir que va a enviar "su" hielo a la Martinica. Dos veces lo intentó con un resultado desastroso, a la tercera, llegó 1/3 del hielo y logró una rentabilidad asombrosa. Y ¿quién acabó siendo su principal cliente? La India, los reyes de las especias hasta el momento. Y de ahí al congelador en casa o al "pida lo que quiera, se lo llevamos mientras no sea ilegal" sólo hay un par de saltos y cada vez con lapsos de tiempo menores.
Ningún sector está inmunizado. Ninguno, !ríndanse¡, también Tudor intentó convencer a la gente de que el hielo "artificial" de las hieleras no era tan bueno como el "natural" que enviaba él, y no coló.

b) Oportunidades exponenciales.
Toda la tecnología que necesitó la NASA para llegar a la luna está en un móvil y aún queda sitio. Tu teléfono nuevo, ha costado la mitad que el de hace unos años. El coste de los chips se reduce de forma exponencial (no lineal). Impresión 3D y nuevos materiales ¿Seguimos? Pues pensemos en energía solar basada en chips - y en menos de 20 años podremos asombrarnos contando a nuestros nietos que en nuestros tiempos la energía era muy cara - o en virus como apps de nuestros cuerpos (Andrew Hessel).
El jugador de béisbol Yogi Berra decía que "el futuro no es lo que solía ser", Roberts está de acuerdo, y cree que es mucho, mucho, más interesante.
Una pincelada más, no solo es exponencial la creación de tecnología, nuestra adopción de la misma le sigue el ritmo: cada vez tardamos menos.

c) Llegar a millones de personas.
Llega el momento de dar un espaldarazo a los españoles: tenemos lo que hay que tener, es decir, los mejores ingenieros y científicos. Nos falta ambición y un sistema que no haga pagar un coste tan alto por el fracaso. Señores, fracasemos con estilo, una y otra vez. Y cuando digo "otra vez" es intencionado, en España no se fracasa muchas veces por "segunda vez".
Y si no eres científico, ni sabes nada de satélites, tampoco es un problema insalvable. A juicio de Roberts lo esencial es la mentalidad, el resto se aprende por el camino. Empiezo a pensar que no es que lo aprendas, es que consigues encontrar a la gente que sabe lo que tú desconoces.

d) El porqué
Y nos puso esta imagen. Y muchas otras: la evidencia de la ilusión en que vivimos cuando nos creemos independientes, cuando ponemos como excusa la existencia de fronteras. Y nos llamó "especie". Y fue genial.
Somos unos seres capaces de realizar actos de tremenda valentía y salir pitando. ¿Por qué lo hacemos?
Porque sabemos que hay algo más importante que el miedo.
Porque todas estas cosas, se hacen por amor.

Y mientras empezaba a guardar mis trastos, se anunció el nombre de los dos afortunados que este año se van a la Singularity University a seguir aprendiendo y desarrollando sus proyectos: Nicolás Alcalá ( Future Lighthouse) y Jacobo Elosua (Civio).
Y me pasó esto:


David Roberts en el centro junto a Ignacio Hernández. A ambos lados, los ganadores del "Call to innovation" Jacobo Elosua (drcha) y  Nicolás Alcalá (izda) con sus diplomas.

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