Sub-cabecera

Citado en el libro "De qué hablo cuando hablo de correr" H. Murakami

viernes, 20 de junio de 2014

Si me tapo los ojos, no me ves

Imagen de la web http://desmotivaciones.es/2254287/Ojos-que-no-ven


Es un gesto que me produce ternura y sorpresa al tiempo. Vamos a escondernos y simplemente ponen las manitas sobre sus ojos.
Si no te veo, no me ves.
En algún momento se dan cuenta de que no tienen esa capacidad mágica de desaparecer con el mundo, es la primera señal de la pérdida de la inocencia absoluta.

Estas últimas semanas, no sé si por casualidad o por algo peor, se han acumulado las noticias referentes a distintas "iniciativas" en países que consideramos muy civilizados, respecto a sus "mendigos", personas en riesgo de exclusión cuando no, completamente excluidos.
Comportándonos como niños de meses, tapamos nuestros ojos.
Si no los vemos, no nos ven.

Pero no funciona: nos siguen viendo. Se empeñan en no desaparecer, siguen respirando con sus propias reglas. Duermen, están, tratan de convertir su realidad en algo soportable y muchas veces interactúan con nosotros, los "no excluidos". Nos piden, nos miran y obstaculizan nuestro paso.
Hay que conseguir que la magia funcione, así pues, agitemos la varita y creemos leyes que les obliguen a desaparecer cuando nosotros nos tapemos los ojos, pero hagámoslo bien, sin sentirnos completamente miserables, busquemos argumentos sólidos, racionales y decentes.

Si colocamos pinchos para que no duerman delante de nuestro portal, digamos que es para evitar la comisión de delitos. Si ponemos piedras puntiagudas bajo los puentes, digamos que es para evitar atropellos y accidentes. Si les multamos o incluso proponemos encarcelarlos por mendigar en las calles, digamos que solo aplicamos la ley, ya que mendigar no es una actividad permitida.
Por último convirtámoslo en el acto ético por excelencia: la lucha contra las mafias que trafican con personas. No importa que este espantoso crimen ya esté tipificado y perseguido. No importa que las primeras víctimas sean ellos. No importa que muchos no tengan nada que ver con este asunto y su desgracia sea otra muy distinta. Censémoslos para poder expulsarlos. Ya de paso miramos a ver si alguno es "inocente" y por ello, digno de ayuda.
Y si nos da repelús tomar cualquiera de las decisiones anteriores, podremos simplemente echarlos de nuestras calles, y enviarlos a las calles de cualquier otro.

Las declaraciones del alcalde de Sestao, las del PP de Tarragona y la reacción de muchos ciudadanos a ellas, tienen algo en común: identificación del mendigo con el delito.

Si alguien necesita otro estímulo para tener pavor a esta asimilación, solo tiene que pensar en lo que va a ocurrir en varios países europeos con los inmigrantes que no encuentren trabajo en unos meses. Entre ellos muchos españoles, muchos de los "nuestros", con estudios, trabajadores y decentes.
El sistema que ayudes a crear será el que te apliquen a ti, a tus hijos, a tus conocidos.
Solo hay dos alternativas: Tratar de sacar a esas personas de la calle y recuperarlas para la sociedad o demostrar que eres un canalla y que harás lo posible para que se vayan o desaparezcan.

Se elija la postura que se elija, hay que vivir con ella.

A eso de los dos años, el niño ya se ha dado cuenta de que taparse los ojos no lo convierte en invisible, los adultos seguimos intentándolo.


Nota: Querría haber escrito un post dedicado en exclusiva a la magnífica tarea que Gloria con su proyecto y Rais Fundación, realizan con personas sin hogar. Se lo merecen ambos. Sirva este pequeño homenaje.
Os dejo el artículo publicado en el blog 3500Millones de El País, escrito con Manuel Bruscas sobre la tarea de Gloria aquí y la declaración firmada por Rais y otras asociaciones sobre las últimas noticias aquí

2 comentarios:

  1. Estimada Elena, gracias por ver y por hacernos mirar contigo.

    Creo que el método inductivo de formulación de teorías generales a partir de la observación de fenómenos singulares también debe aplicarse a la realidad socio-política, de forma que la observación de situaciones singulares de necesidad y de deterioro social debe llevar a preguntarnos por las causas subyacentes de las mismas.

    Divago un poco: La observación de ciertos cambios en la posición de algunas galaxias llevó a una de las teorías más fascinantes de la física moderna, la de la existencia de un universo en expansión inflacionaria, movido por una “energía oscura”. Sabíamos que nada en el campo del espacio-tiempo, ni onda ni partícula, puede moverse a una velocidad superior a la de la luz; pero, de repente, resultaba que el propio campo espacio-tiempo se está desplazando a una velocidad crecientemente acelerada, pudiendo superar incluso a la de la luz.

    Es una visión desgarradora, porque, de continuar esa aceleración progresiva, llegará a afectar a nuestro entorno más inmediato, y ni siquiera podremos observar a las galaxias más cercanas, ya que su luz no nos llegará, al irnos separando de ellas a una velocidad superior. Parece, además, que no siempre ha sido así, y que la última etapa inflacionaria del universo data de hace “sólo” 5x10(9) años.

    Si miramos a nuestro entorno social y político, y vemos todos esos fenómenos que nos indignan (el aumento de los mendigos desasistidos, la creciente pobreza infantil, el aumento de las desigualdades, etc.), podemos pensar en que hay causas subyacentes de los mismos, causas que se han agudizado en los últimos años. De hecho, sabemos que hemos tenido etapas en que ha predominado la tendencia social hacia la igualdad y la fraternidad y otras en que se han agudizado los desgarros.

    Con el triunfo absoluto del neoliberalismo en las dos últimas décadas, estaríamos en una de esas etapas de desgarro social, con la “energía social oscura” acelerándose año a año...

    Así, la “energía social oscura” no sería otra cosa que la vieja codicia, y el desgarro social se manifestaría, en todo el mundo, con la renuncia a políticas económicas redistributivas.

    Ciertamente, ante todo esto hay mucho de cerrar los ojos. Tal vez resulte algo difícil de evitar, como una manifestación del “Efecto Lucifer” que describe Philip Zimbardo, y que supone que personas bondadosas, que no tolerarían situaciones injustas si se enfrentasen a ellas de forma individualizada, terminen convirtiéndose en cómplices de las mismas, por el efecto que produce sobre cada persona el ambiente ideológico dominante.

    Por supuesto que hay otra forma de cerrar los ojos: señalar con el dedo la responsabilidad de “los políticos”, o “del sistema”, inhibiendo cualquier compromiso personal… Por eso, esperamos que nos cuentes más cosas de la Fundación Rais y de cualquier organización de activismo social que conozcas. Aunque, ya sabes, no dejaremos de preguntarnos por las causas de los fenómenos que observamos.

    Salud y saludos.

    Anguebus

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Salvador.
    Claro que os quiero contar de Rais y de Gloria. Con Gloria estoy en ello, y ojalá salga bonito. Ojalá prolifere su ejemplo. De Rais conozco menos pero también estoy intentando arreglar eso y escribir algo con fundamento tras haberles visitado y visto trabajar.
    Ojalá el tiempo me cundiese más...

    Lo que dices es cierto, o al menos me lo parece. A mi los políticos me preocupan menos. En mayor o menos medida, más sordos o más sensibles, responderán a la actitud de la mayoría.
    Somos "nosotros" los que me asustan. Sé que los comentarios a los periódicos y blogs no son representativos de manera general, pero asusta. Asusta escuchar a personas decentes que rechazan esas actitudes pero, pero, pero...añaden.
    Lo de convertirlos en enemigos, delincuentes, en definitiva, en merecedores de alguna manera de lo que les ocurra es una táctica tan sucia como efectiva.

    Es difícil ver al ser humano a veces, pero el día que dejemos de intentarlo, creo que será realmente muy triste.

    Un abrazo

    ResponderEliminar

Share This