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Citado en el libro "De qué hablo cuando hablo de correr" H. Murakami

sábado, 5 de octubre de 2013

La mujer contra la mujer

Se parece al título de la canción de Mecano, pero aquello hablaba de amor, esto es literal.
Anoche leí la columna que Almudena Grandes, dedicaba a la juez Mercedes Alaya; y según digo esto me doy cuenta que acabo de caer en la trampa. No se lo dedicaba a la juez, sino a la mujer, a Mercedes Alaya.

Mi primer pensamiento lo transformé en un tuit: "¿qué es esto?, ¿una nueva forma de machismo?"
Esta mañana he vuelto a leerlo, y rectifico: no hay nada nuevo, nada de "neomachismo" ni nada similar. Ese tipo de prejuicios los hemos escuchado muchas veces, desde siempre.
El vecino/a que miraba tras la mirilla y te veía llegar el sábado por la noche tarde y sola, y que luego preguntaba a tus padres, como con interés, como de pasada: "qué tal va la niña, ¿sigue estudiando en la universidad?" Y es que, para algunos era imposible que una mujer que trasnochaba y salía de juerga estuviera estudiando de firme y sacando adelante una carrera difícil.



Almudena Grandes para mi no tiene rostro ni figura, de hecho, su nombre estaba asociado en mi cabeza a una hermosa mujer con falda verde cruzada de brazos. Es la ilustración de su libro "Malena es un nombre de tango".
Tras leer su columna, me fijé en la pequeña fotografía suya que aparece a la derecha.
Son sus propias palabras, sus propios prejuicios hacia otra mujer, los que me han hecho mirarla con ojos distintos. Me dice que no mire a la escritora, me ha invitado a fijarme en el aspecto de la mujer que encarna. Porque no aspiro a juzgarla como mujer, porque no la conozco, porque no sé si es madre o esposa, o hija o suegra. Porque sólo le atribuyo la femineidad porque se llama Almudena.

El machismo de los hombres era más simple, más previsible. Prejuicio y conclusión en línea recta, sin susto ni sobresalto: eras mona y te contrataban por eso, o bien, eras fea y entonces tenías que ser un lince, porque con lo fea que eras...
Una ecuación de primer grado.
Con esta columna Almudena Grandes da un toque de sofisticación a esta estúpida forma de pensamiento y la retuerce un poco más. Ahora no puedes ser buena madre si no tienes ojeras.

Señoras, si son ustedes guapas, listas y trabajadoras, hagan como algunos varones coquetos: busquen un look desaliñado, una suerte de barba de tres días, que les permita (además) cubrir las expectativas del prejuicio femenino ancestral. Aquel que dice que ninguna mujer puede hacerlo todo aparentemente bien, sin ser de dudosa moral.

PD: Sigo sin saber ningún detalle del enorme crimen que ha debido cometer la juez Mercedes Alaya tras leer la columna. Tan solo enuncia, de paso, una censura y una hipótesis sobre lo que podría ser causal o casual, sin embargo, he aprendido que es madre, que combina muy bien los complementos y se maquilla y peina divina de la muerte, y todo ello parece que demuestra, más allá de toda duda razonable, que "no es de fiar"

3 comentarios:

  1. Es curioso como dependiendo de donde vengan las críticas son o no machistas por ejemplo. Triste.

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  2. Si, a veces cuando no se tiene muy claro el concepto, se juzga según quién lo dice. Y a veces, se juzga a quien lo dice, sin importar el concepto.
    Gracias José Luis por leer y comentar :)

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  3. El machismo no es sólo atribuible al hombre, una mujer puede ser tanto o más machista que el hombre .No hay que juzgar de distinta manera según quien lo diga.

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