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Citado en el libro "De qué hablo cuando hablo de correr" H. Murakami

viernes, 13 de mayo de 2016

Una lista conjunta para unirlos a todos (en el Senado)

Autor invitado: @Demostenes_av



El pasado día 11 de mayo, tras la oferta de Podemos a PSOE para compartir listas para el Senado en las próximas elecciones del 26 de Junio con el objetivo declarado de acabar con el bloqueo del PP en aquel órgano legislativo, diversas cuentas del ámbito de Podemos, entre ellas la de Íñigo Errejón, se hicieron eco del siguiente mapa que mostraría el efecto de dicha alianza:




Sin embargo, este mapa resulta engañoso. Visualmente parece indicar que una hipotética lista conjunta entre PSOE, Podemos e IU prácticamente se llevaría todo el Senado. Sin embargo, como veremos, no sería así. Además, en cada provincia, grupo de islas  y ciudad autónoma se elige entre uno y cuatro senadores, hasta un total de 208. A éstos hay que añadir los senadores que son elegidos directamente por las Comunidades Autónomas, hasta completar 266. Viendo el mapa no resulta fácil estimar el número de escaños conseguido en total, ya que falta mucha información. Si el objetivo es conseguir mayorías para impulsar proyectos (o impedir que sean bloqueados por otros), la cifra de número de senadores conseguidos por cada partido resulta mucho más útil que su distribución geográfica. En general, un mapa no es una buena forma de presentar información si no hay una proporcionalidad directa con el número de provincias o su extensión, aunque estéticamente resulte más atractiva.

Además, el criterio representado resulta ambiguo, aunque no lo parezca a simple vista. En este contexto, ¿qué significa “ganar en una circunscripción”?

El modelo usado por Podemos


Se podría pensar que implica obtener más senadores que los demás, pero estudiando los datos de los votos obtenidos el pasado 20 de Diciembre, se aprecia que el mapa se corresponde con una interpretación ligeramente distinta: el mayor número de votos a un solo candidato, asumiendo que este candidato conseguiría la suma de votos de los candidatos más votados de PSOE, Podemos e IU. 

Este supuesto es bastante optimista, como veremos más tarde. Aun así,  con los datos del 20D en la mano, a pesar de que la lista conjunta conseguiría el candidato más votado en Segovia, Murcia y Zamora, el PP seguiría obteniendo en estas provincias los otros tres escaños, mientras que en Almería, Burgos y Palencia quedarían empatados a dos senadores cada uno. A esto se suman las circunscripciones marcadas correctamente en el mapa de Ávila, Lugo, Orense, Salamanca, Ceuta y Melilla, donde gana claramente PP pese a la suma, y Gerona, Lérida, El Hierro y La Gomera, ganadas por otras fuerzas.

De acuerdo con lo anterior, con el mismo cálculo de suma de votos pero siguiendo el criterio de mayor número de senadores para adjudicar provincias a una lista u otra, el mapa quedaría como sigue:

Con las zonas a rayas negras y azules marcando las provincias donde PP y una hipotética lista combinada entre PSOE, Podemos e IU empatarían a dos senadores electos.

Si añadimos que casi todas las provincias eligen cuatro senadores y cada partido puede presentar sólo tres candidatos, el cuarto puesto acabaría casi invariablemente en manos del PP.  Por ello, incluso en este escenario optimista, el PP sumaría 65, que añadidos a los 11 designados por las Comunidades Autónomas serían 76 en total.

Un modelo alternativo


Decíamos anteriormente que el supuesto con el que al parecer se había hecho los cálculos era bastante optimista. En efecto, aunque se tiende a votar en bloque a los candidatos de un partido, al ser una votación por listas abiertas no todos los candidatos obtienen los mismos votos, y puede son ser evidente coordinar a los votantes de varios partidos para que apoyen mayoritariamente al mismo. Además, se supone que todos los votantes de un partido están de acuerdo con la fusión de las listas y votan a todos los miembros en lugar de, por ejemplo, votar a los candidatos procedentes de su partido y no a los procedentes de otros.

Una aproximación más compleja, pero quizá más realista, sería considerar una lista conjunta entre PSOE y Podemos tal que:
  • En cada provincia hay dos candidatos (A y B) del primer partido y uno del segundo (C).
  • Los votantes de PSOE votarían a A y B de forma preferente, dándoles los votos de los dos candidatos más votados de su partido el 20D.
  • Por otra parte, votarían a C con los votos del candidato menos votado, reducidos por el factor de votantes del PSOE que en la encuesta postelectoral del CIS respondieron con 0 (nunca) a la pregunta de “¿Con qué probabilidad de 0 a 10 votaría a (Podemos)?” (33.7%).
  • De forma similar, los votantes de Podemos e IU le darían la suma de sus candidatos más votados (sin factor de rechazo) a C, mientras que la suma de votos de sus segundos y terceros candidatos, con su correspondiente factor de rechazo (21.3%), irían respectivamente a A y B.

Como puede apreciarse, este modelo incluye varias decisiones subjetivas, y que podrían haberse reemplazado por otras. La elección no resulta crucial, siempre que sea razonable. La intención de este ejercicio no es lograr una predicción precisa del resultado de las elecciones, sino analizar cómo afectaría al resultado de éstas la variación de algunos de los supuestos para intentar estimar el grado de incertidumbre.

Bajo el modelo descrito, la distribución de escaños en el Senado cambiaría radicalmente con respecto al escenario optimista. El efecto de los rechazos al otro partido de la coalición, incluso unos tan conservadores como los indicados, hace que la suma de votos desde Podemos no consiga que el candidato de PSOE supere al de PP y que en ocasiones se sustituya a un candidato muy votado de PSOE por otro poco votado de Podemos (o viceversa), lo que hace que ese escaño acabe yendo a parar a PP en provincias en las que está a poca distancia. De este modo, y de forma algo contraintuitiva, al tener en cuenta una mínima abstención los resultados serían aún mejores para el PP que para el 20D sin la coalición


A estos escaños electos habría que sumar los asignados desde las Comunidades Autónomas, por lo que en cualquiera de estos casos habría que sumar 11 senadores más al PP.

Evidentemente esto se podría evitar en parte con una selección más cuidada de los candidatos en lugar del modelo 2+1, dejando tres candidatos del PSOE en las provincias donde este partido es más fuerte y dos o tres de Podemos/IU en las provincias en las que lo es éste. Pero al menos evidencia que si no se trata con cuidado, la incertidumbre en el resultado es grande, 

Implicaciones sobre reformas constitucionales


Una posible reforma constitucional puede seguir dos vías, la “normal” del artículo 167 de la Constitución, que requiere una mayoría de 3/5 de ambas cámaras, y la “agravada” del artículo 168 para cambios más sustanciales, que requiere 2/3 de ambas cámaras, además de otros requisitos. Teniendo en cuenta que el Senado consta de 266 miembros, esto implica que en principio una fuerza política que controlase 89 senadores podría bloquear reformas constitucionales agravadas por si mismo, y si controlase 107 podría bloquear incluso las reformas “menores”, como fue la del artículo 135.

En el caso más optimista usado por Podemos, el PP no llegaría a ninguno de estos límites. Sin embargo, como hemos visto le dejaría bastante cerca, bastante más de lo que la imagen visual representada en el mapa podría dar a entender. Además, a no ser que el PP perdiera más de 6 diputados en las próximas elecciones, mantendría la posibilidad de bloquear reformas constitucionales agravadas en el Congreso, por lo que este factor en el Senado resulta irrelevante en términos prácticos. Seguiría sin poder bloquear por sí mismo reformas por el artículo 167, pero como también se ha visto una lista conjunta no les garantizaría ese objetivo.

Conclusiones


Como ya se ha mencionado, el objetivo no es hacer una predicción precisa, sino más bien demostrar la imposibilidad de hacer tal estimación con una cierta confianza. El sistema de elección de los senadores es mayoritario, por lo que pequeñas variaciones en el voto pueden dar lugar a grandes cambios en el resultado. En este modelo hemos jugado sólo con las combinaciones de voto y una cierta abstención hacia el segundo partido de una coalición, sin considerar cambios en porcentaje de votos, nivel de abstención, otras coaliciones o si el anuncio de una lista combinada entre PSOE, Podemos e IU movilizaría a los votantes de PP, o incluso a los de Cs, que en condiciones normales no aspiran a conseguir escaños. Dar una predicción sin dar además una indicación del grado de incertidumbre de la misma, en especial cuando parece que ésta puede ser elevada, resulta como poco arriesgado.



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