Recuerdo cuando era pequeña, en esa edad en la que la posibilidad de la muerte asoma por primera vez la patita por debajo de la puerta de tu universo, recuerdo que al meterme en la cama y para conjurar los miedos, rezaba pidiendo morirme antes que mis padres.
Como la mayoría de los niños, no tenía miedo a la muerte propia, sino a la de los seres que más amaba. No era la muerte, era la ausencia.
Así comenzaba cada noche: "yo antes que papá y mamá". Invariablemente, eso me llevaba a imaginar su tristeza y rectificaba: los tres a la vez. Un desastre, porque de ahí pasaba a mis hermanos y son tantos... Cuando me vencía el sueño ya había decidido que lo mejor era que, si tenía que ser, desapareciéramos todos, como evaporados, pero juntos.
Hoy he vuelto a releer esto de Suanzes. Una auténtica delicia que me hizo ruborizar y conmoverme. Por frágil. Por vulnerable. Por tocar ese punto del miedo más antiguo: la ausencia.
Imaginar la propia ausencia, es sentir la necesidad de dejarlo todo dicho. Responder definitivamente y por anticipado a cualquier pregunta que pudiera ser formulada, poner un punto final al dolor que imaginamos, permitir una transición al recuerdo que, a fuerza de ser recreado una y otra vez, deja de ser real.
Una suerte de comodín que utilizar cuando lo cotidiano asalte, porque la ausencia se agazapa ahí: en el olor de la ropa, de una comida, la luz a cierta hora de la tarde o en una manera de guardar los cubiertos en el cestillo del lavavajillas.
"Extimidad", me dijo ayer Pablo.
Quizás, una forma vulgar de arte, pienso yo. Una manera de llegar a cientos de desconocidos, sin caras ni nombres, para exponer a la luz del sol, aquello que todos guardamos dentro como una posesión particular y que sin embargo, se repite cada vez y en cada vida.
Sub-cabecera
Citado en el libro "De qué hablo cuando hablo de correr" H. Murakami
domingo, 29 de marzo de 2015
jueves, 26 de marzo de 2015
¿Desde Rusia con amor? Ucrania: de cañas con Passim.
"Limónov" Ed. Anagrama. Emmanuel Carrère. |
El café estaba lleno, los españoles no éramos una mayoría clara. En la mesa donde me senté, una joven abría un pequeño cuaderno para tomar notas y trataba de conectarse a la wi-fi del local.
Yo apenas sabía nada sobre Ucrania. Había seguido con interés a través de twitter y medios de comunicación los acontecimientos del Euromaidán, a principios del año pasado, y como tantos occidentales, tenía una visión un tanto romántica de lo que allí sucedió y sigue sucediendo. Una lucha por la libertad, un acercamiento a Europa...
Con el ánimo de formarme un mínimo contexto, he estado buscando información. La revista Jot Down ha publicado muy recientemente el extenso artículo de E.J.Rodríguez que os enlazo. Creo que puede ayudar a entender un poco el devenir de los acontecimientos que han llevado a la situación actual. Por otra parte y tras repasar mis notas, tal vez sirva de contrapunto a lo transmitido por los ponentes de la charla.
Álvaro Imbernon (@alvaro_ims) de Passim (@Passim_ES) nos presentó a las tres pesonas que intervendrían a continuación. De derecha a izquierda en la imagen: Francisco de Borja Lasheras, Nicolás De Pedro y Jesús M. Pérez
Comenzó Francisco de Borja.
En unos pocos minutos, nos transmitió la enorme dificultad que entraña el trabajo desplegado por los observadores de la OSCE en el terreno, que dividió en tres fases:
1) Crecimiento del desorden. Etapa previa al conflicto en Crimea, en la que el mandato OSCE era de vigilancia e información ante guerra de propaganda.
2) Monitoreo de alto el fuego y observación de elecciones presidenciales del 25 de mayo 2104. Fase de prevención de conflicto y de intentar facilitar condiciones para acuerdos de paz.
3) Minsk. Fase actual, situación de conflicto abierto. Monitoreo de fronteras y acuerdos del 12 de Febrero 2015.
Los desafíos a los que se enfrentan son entre otros:
a) La dificultad de establecer hechos. Aunque se ha reforzado la misión elevando el número de observadores hasta 1000, en este momento hay 400 monitoreando una zona del tamaño de Suiza. Han de supervisar el cumplimiento del alto el fuego y la retirada de material de guerra pesado. Nos cuenta que lo que sucede en muchos casos es que dicho material no se retira, sino que se "mueve" de un lugar a otro. En la frontera interior, ambas partes parecen estar jugando al "ratón y al gato" intentando consolidar la zona.
b) La seguridad de los enviados y los problemas presupuestarios añadidos.
c) Neutralidad y legitimidad: monitoreas actos que no puedes controlar. Sin querer, tu sola presencia parece dar legitimidad a ciertos actores. Nos contaba que, se tiene la información para determinar que se han producido violaciones de Minsk, pero no hay respuestas sobre qué sucede cuando se viola.
Las mejor opción que contempla ante la situación actual es la utilización de una fuerza de la UE de transición a una fuerza militar de la ONU. Pero respecto a esto último, se muestra escéptico ya que no cree que Rusia vaya a aprobar nada que perjudique sus intereses por ahora.
A continuación, pasó el micrófono a Jesús Pérez Triana.
Habló de Crimea, que en marzo de 2014 tras referéndum, pasó a ser anexionado por Rusia. Habló de los "hombrecillos verdes", tropas uniformadas pero sin insignias, que en Febrero habían entrado en Crimea y que fueron señalados como tropas rusas encubiertas, que aseguraron las bases rusas en suelo de Crimea. Señala Jesús que Crimea les salió muy bien por la absoluta indefensión de Ucrania, cuyas Fuerzas Armadas están en muy mal estado y añade que el hecho de que el alto el fuego tardase 3 días en producirse de facto, permitió que Rusia "pisase el acelerador" y tomase posiciones. Lo que más me inquietó de lo que relató Jesús - su exposición detallada aquí - es que se teme que los acuerdos de Minsk no son un paso hacia la paz, sino que para Rusia son la primera fase para conectar Crimea con rusia por vía terrestre.
El último de los intervinientes - antes del invitado sorpresa - fue Nicolás de Pedro. Comenzó haciéndonos una precisión que me resultó muy interesante: la percepción que los europeos tenemos de la Unión Europea, incluso como miembros de países del sur, no tiene nada que ver con la que se tiene en los países del este. Nosotros consideramos que nuestra presencia e imagen es benigna, pero a su juicio, en Moscú, la UE es percibida como una amenaza. El nivel de interés de la UE en Ucrania es muy bajo en comparación con el que tiene el Kremlin.
De Pedro hace la siguiente pregunta: ¿aceptamos Ucrania como país soberano? y pide separar radicalmente dos cuestiones que suelen mezclarse. Por un lado, lo que sucede dentro de Ucrania - niveles insoportables de corrupción, los llamados oligarcas - y por otro, la intervención militar rusa.
Cree que Minsk es un acuerdo malo para los ucranianos y que el problema en Ucrania tiene que ver con la unión euroasiática planteada por Putin, en la que desde el principio, entraron Bielorrusia y Kazajistán.
Desde que Rusia entró en Crimea - "Voy a proteger a mis compatriotas allá donde estén" - el proyecto euroasiático es percibido como una amenaza por los países limítrofes. El ejemplo es Kazajistán que, desde que se sumó, ha visto su maltrecha economía, hundirse más. El proyecto le obligó a la subida de aranceles, con el consiguiente aumento de precios de todos los productos que vienen de China y de la UE y como consecuencia, ha provocado un aumento del nacionalismo kazajo. Las declaraciones de su presidente, el verano pasado, aludiendo a que el proyecto euroasiático era solamente un acuerdo económico y que si adquiriese tintes políticos se reservaba el derecho a retirarse, tuvieron réplica inmediata por la parte rusa: "Kazajistán nunca ha sido un estado....si el presidente va en contra de los deseos de su pueblo veremos qué sucede...". No, dice de Pedro, Crimea no es el tema. Putin quiere controlar Ucrania. La paradoja es que tiene el control, pero ha perdido a los ucranianos. La solución de Ucrania está en Kiev y en lograr que funcione como país. El desafío es convertir a los oligarcas en empresarios, Y si triunfa Maidán, en otras regiones en Rusia, "alguien puede plantearse que la democracia es posible."
Y a continuación, se abrió el micrófono para cualquiera que desease intervenir, y se acercó un joven que se identificó como Eugenio, secretario segundo de la embajada rusa. Y en líneas generales nos trasladó la versión de su país en estos asuntos.
Lo primero que expuso es que lo ocurrido en Kiev, fue un golpe de estado de los países occidentales, pero que confían en el diálogo político entre ucranianos y rusos ya que son un "pueblo hermano". Considera que Rusia ha hecho los máximos esfuerzos y no entienden la actitud de occidente respondiendo con sanciones. Finalmente centró las mayores dificultades de la negociación en asuntos de idioma en las zona sur de Ucrania (donde muchos habitantes tienen el ruso como lengua materna). Ahora es tiempo para buscar soluciones concluyó.
A las preguntas de los tres ponentes negó tajante la invasión rusa de Crimea: ha habido un referendo, ha sido autodeterminación. Las tropas rusas ya estaban en la península mucho antes, tenemos bases allá".
Y hasta aquí pude escuchar, pero me fui pensando si, como en otras ocasiones nos ha dicho Álvaro, no estaremos los europeos mirándonos demasiado el ombligo, y dejando de mirar un poco más allá.
domingo, 8 de marzo de 2015
La aspiradora se niega a aspirar. Mujer, electrodomésticos y politikones.
"La aspiradora se niega a aspirar
dice que no, que no, ni hablar
la nevera está leyendo a Marx
y me dice que la deje en paz"
Alaska y Pegamoides. La revolución de los electrodomésticos .1982
Madrid 7 marzo 2015. Irish Rover |
Ellos fueron los protagonistas de la tarde: Imma Aguilar (@immaaguilar), una moderadora a la que le gusta radicalizar, Luis Abenza, un politikon que se prodiga poco - y tras escucharle, mucho menos de lo que debería - y Sílvia Claveria ( @Claveria) , editora de Gerrymandering (@gerrymanders ).
Después de toda una semana de artículos dedicados a género, infancia y desigualdad, era un estupendo broche de cierre, justo antes de la celebración del Día Internacional de la Mujer.
Comenzó Imma, mencionando dos hechos recientes que, puestos uno junto a otro, dan para horas de conversación. El primero, el gobierno formado por Syriza, de un uniforme color masculino. El segundo, hace apenas 1 día, el anuncio del PP de sus candidatos en Madrid para Comunidad y Alcaldía: dos mujeres.
Me sorprendió escuchar que no hace tanto de la primera vez que un partido político (PSC) aprobó una cuota mínima - un escuálido 12% - de representación femenina, en contra de su propia dirección. Fue en el año 82. En 2002 ICV estableció la paridad. No hace tanto, efectivamente.
- 1ª Fase. Principios de siglo. Las mujeres trabajaban hasta que encontraban marido o, si lo tenían, hasta que éste podía mantener la familia, entonces, volvían a casa.
- 2ª Fase. Años treinta. Se produce la "revolución de los electrodomésticos", la productividad doméstica aumentó exponencialmente y en consecuencia, también lo hizo el empleo a tiempo parcial de las mujeres.
- 3ª Fase Años sesenta. La participación femenina pasa de un 25% a un 46% pero no existe promoción y pocas salidas a medio plazo. Entre las causas que explican este aumento se encuentran: cambios regulatorios, cambios tecnológicos y los llamados "nuevos hombres". Esta cita me ha gustado especialmente y si Luis Abenza llega a leer este post, le ruego que me envíe el artículo al que alude. Es de Barbara Petrongolo, y según Luis, es el artículo que a él le hubiese gustado escribir. Estos nuevos hombres, eran los hijos de mujeres que trabajaron, deduzco que como consecuencia de la guerra, y que una vez llegados a la madurez, eran mucho más propensos a elegir como esposas, mujeres que trabajasen. [Es que, realmente, es muy potente la idea. Me hizo pensar inmediatamente si el hecho de obligar a los padres a aceptar una baja de paternidad, no les llevará a reivindicarla, una vez que descubramos los beneficios que comporta para la sociedad en general y para el individuo en particular.]
- 4ª Fase. A partir de los setenta. La brecha salarial comienza lentamente a cerrarse. La edad en la que se contrae matrimonio se retrasa y eso hace que, por un lado, las mujeres que se casan ya trabajen, y por otro, se tomen más decisiones conjuntas. En este punto, un descubrimiento, su legalización y generalización, resulta muy relevante: la píldora anticonceptiva, legalizada en USA en 1960 y en España en 1978, debida a Carl Djerassi, contribuyó a facilitar que las mujeres hiciesen inversiones a medio plazo en su formación y carrera laboral.
- Porque una sociedad en la que nacer hombre o mujer te segmenta, no es una sociedad donde exista igualdad de oportunidades.
- Porque la participación de la mujer en el mercado laboral afecta al comportamiento económico de las familias. Está comprobado que cuando las mujeres trabajan, gastan más en ellas y lo que resulta más significativo, en sus hijos ["La reforma de las pensiones empieza por los niños" cita de un profesor de la P Fabra que también me gustaría que me hicieran llegar].
- Porque invertir radicalmente en niños y mujeres es la clave del estado de bienestar.
- Y por último, porque no hay correlación negativa entre fecundidad y empleo femenino, es decir, hay mucho margen para hacer cosas en este aspecto.
Las mujeres se han incorporado al mercado laboral, es un proceso irreversible al que no podemos ni debemos negarnos.
Y tras esto tomó palabra y micrófono, Sílvia Claveria que centró su intervención en el papel de las mujeres en política.
Los datos son un tanto demoledores, solo en Finlandia, Noruega y Suecia, se cumple la paridad.
Hasta 1995 había dos factores que explicaban la presencia o ausencia de mujeres en política. Por un lado estaba la "disponibilidad" de mujeres para ocupar cargos (preparación). Por otro, las posibilidades de aceptación de los cargos por parte de las mujeres.
Desde entonces, es la demanda de mujeres la que influye mucho más y no es homogénea:
- Tipo de reclutamiento: los países que eligen para ocupar cargos políticos a especialistas son los que más mujeres reclutan.
- Coaliciones. Los gobiernos de coalición tienen menos puestos para repartir y ello perjudica a as mujeres.
- Ideología. Tradicionalmente los gobiernos de izquierdas han sido más beligerantes en asuntos de paridad. [De ahí que lo expuesto por Imma al principio, diera para horas de conversación y bromas varias].
- Si existen cuotas obligatorias, voluntarias o no existen en absoluto
- La cantidad influye en la calidad: cuantas más mujeres haya en el Parlamento, más mujeres en el gobierno. [Igual que las buenas ideas, es realmente difícil tener una idea brillante, si solo tienes una idea].
- Efecto Contagio. Parece que influye mucho menos de lo que se piensa. El hecho de que un gobierno imponga la paridad, no necesariamente obliga al siguiente a mantenerla.
- Tener un posgrado.
- Haber cursado estudios de derecho.
- Tu vida en política. Más posibilidades cuantos más años lleves en ello.
- Haber sido ministro anteriormente.
- Pertenecer a la ejecutiva del partido.
Y esto pasa a nivel nacional, pero a nivel local, las cosas y las causas, cambian. Ya no es la demanda la determinante, sino la oferta.
La política local se convierte casi en una tercera jornada laboral para muchas mujeres (muchos de nuestros concejales no están profesionalizados, no tienen sueldo) y entre los 25 y los 45 años, las mujeres desaparecen de la política en este nivel.
También apunta otros rasgos que pueden contribuir a esta situación, como la falta de confianza en sí mismas, [Alice Munro: "No puedo ponerme en la cabeza de los hombres por una simple razón: nunca voy a poder sentir, como ellos, que lo más natural sea que todo gire alrededor de mi trabajo y mis intereses"] el tipo de liderazgo masculino que favorece a los hombres e incita a las mujeres a autoexcluirse y la aplicación de dobles estándares: cuando la masculinidad está muy valorada, todo aquello que no requiere objetividad demostrada, favorece la elección de hombres vs mujeres.
Concluye Sílvia que la baja representación femenina, no solo afecta a la igualdad de oportunidades, sino a la calidad de la democracia: sustantiva (relación entre mujeres y tipo de políticas a aplicar) y simbólica (cuantas más mujeres se vean reflejadas en la composición de sus gobiernos, más desearán participar).
Como cierre, Imma Aguilar, añadió una reflexión: las empresas hace tiempo que comenzaron a aplicar roles femeninos en su funcionamiento tales como, empatía o liderazgo vs autoritarismo. La política todavía no lo ha hecho.
Y sea este pequeño esfuerzo de las dos de la madrugada, mi humilde aportación a la celebración de hoy, (¡ya es hoy!).
Feliz Día Internacional de la Mujer.
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domingo, 1 de marzo de 2015
Fundación Hay Derecho. Una crónica sentimental.
Fundación Hay Derecho. Madrid 26/02/15 |
Estaba en el metro mirando nerviosa el reloj. Empezaba a preocuparme porque sabía que necesitaba unos minutos extra para llegar desde la estación de Plazacastilla (así lo decimos aquí, del tirón, con prisas) hasta el hotel que se encuentra en una de las cuatro torres que han cambiado el skyline de Madrid. Una mujer que me dijo tener 70 años se puso a hablar conmigo mientras esperábamos el tren. Me dijo dónde vivía, me dijo de dónde venía, me habló de su nieta a la que había estado cuidando para echar una mano a su hijo, me relató la muerte de su marido en una mesa de operaciones y el nombre del médico que le operó. Añadió, "mira, voy a ir sacando las llaves de casa".
Me dijo todo lo que necesitaba saber para que me ofreciera a caminar con ella por esa parte de arriba de la Castellana. Tenía miedo y por eso preparaba las llaves, para no tener que abrir el bolso en la calle. Me dijo que estaba sola. Pero yo tenía mucha prisa, y no hice más que escuchar, sonreír y salir despepitada según se abrieron las puertas del tren.
Eché a correr con la referencia de la torre en los ojos. Su inmensa escala hace que parezca cercano lo que no lo está. Llegué in extremis, con un mal cuerpo estupendo, pensando si aquella mujer habría abierto ya la puerta de su casa, si se sentiría segura.
Escribo esta pequeña crónica después de haber visto el 1er capítulo, "89.000 niños", de la segunda temporada de Borgen. Una serie danesa sobre política. Una "House of Cards" europea. Me ha impresionado tanto su escala, su cercanía, sus grises y lo difícil y necesario que es cambiar de opinión, retractarnos de lo que nuestra prepotencia y dejadez nos hacía pensar y poner en práctica. Es confortable tener una ideología que piense por ti. Es bastante ingrato tratar de crear un esquema que te obligue a pensar constantemente, pero es la única manera en la que tenemos la oportunidad de progresar.
Escribo esta pequeña crónica después de haber visto el 1er capítulo, "89.000 niños", de la segunda temporada de Borgen. Una serie danesa sobre política. Una "House of Cards" europea. Me ha impresionado tanto su escala, su cercanía, sus grises y lo difícil y necesario que es cambiar de opinión, retractarnos de lo que nuestra prepotencia y dejadez nos hacía pensar y poner en práctica. Es confortable tener una ideología que piense por ti. Es bastante ingrato tratar de crear un esquema que te obligue a pensar constantemente, pero es la única manera en la que tenemos la oportunidad de progresar.
Y cuento esto, y he puesto esos filtros a la foto de la presentación, porque mientras lo pensaba, decidí que me había hecho mayor (tarde, crezco muy despacio) porque creo que lo realmente revolucionario, es defender a capa y espada los valores del Estado de Derecho.
Durante este acto de presentación varias personas justificaron la necesidad de la creación de este tipo de asociaciones, que han detectado el problema de los tiempos modernos que nos toca vivir, y han decidido involucrarse.
Durante este acto de presentación varias personas justificaron la necesidad de la creación de este tipo de asociaciones, que han detectado el problema de los tiempos modernos que nos toca vivir, y han decidido involucrarse.
"Cuando la arbitrariedad y la ilegalidad se atreven a levantar la cabeza con insolencia e impudicia es siempre un signo seguro de que los llamados a defender la ley no han cumplido con su deber" R. Von Jhering
Esta cita forma parte de lo más interesante que escuché esa tarde (con permiso del resto de ponentes) lo dijo Elisa de la Nuez (@elisadelanuez ). Y también dijo algo propio, algo que pondría en un discurso memorable, de esos que cambian el curso de los acontecimientos:
"El poder de las leyes está en nosotros, y no va a estar en otra parte".
Y es que ¡sería tan estupendo cumplir las leyes y poder hacer lo que quisiéramos! (Gomá parafraseando a San Agustín). Sí, tan agradable y liberador, como disponer de una ideología que nos permita eludir pensar y tomar decisiones desagradables.
Decía Elisa, que entre los objetivos de la Fundación, estaría el reconocimiento de esos pequeños "héroes" grises y silenciosos. Premiarles para hacerles saber que no están solos en su defensa por la mejora de las instituciones. También que tratarían de aprovechar sinergias con entidades de la sociedad civil que defienden el Estado de Derecho, favorecer la transparencia, revitalizar el control legal en Ayuntamientos contando con la asociación de interventores y realizar estudios que aporten datos de valor al debate público y que nos den una perspectiva de cómo es nuestro Estado de Derecho, porque comparando podremos juzgar si nos parecemos a lo que nos gustaría ser, o no.
Me parecen imprescindibles. Me parece que acometerán una tarea necesaria e ingrata. Sé que tendrán éxito. No puedo sino aplaudir su valentía, su constancia y su generosidad. Me considero de aquellos que se beneficiarán de su esfuerzo, y solo me atrevería a hacerles una pequeña sugerencia:
acordaos de la enorme importancia de llegar a la gente.
acordaos de la enorme importancia de llegar a la gente.
Y sí, hay sitios donde puedes contribuir a esta hermosa tarea.
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Tres días (II). El desenlace
Anteriormente en Inquietanzas :)
Allí estaba, entre maestros y personas vinculadas directamente a la enseñanza con mil cosas en común.Yo era como el huevo entre castañas, y eso me hacía sentir absolutamente libre para involucrarme en los juegos como si me fuera la vida en ello y disfrutar sin vergüenza ninguna. No me sentía evaluada por mis pares, sabía que mi opinión o mis actos no influirían en nadie por ningún otro motivo que no fuera el valor que tuvieran en sí mismas, y eso es una gozada. Así que, consciente de que mi disfrute y aprendizaje dependían de ese grado de independencia, hice cuanto estuvo en mi mano para protegerla.
El ritmo frenético, completamente intencionado, se alternaba con momentos de reflexión, una especie de digestión acelerada de lo aprendido.
Una de esas ocasiones fue asistir a una pequeña charla.
Dentro del contexto en que me encontraba entendía perfectamente la clave en la que habló el ponente: era una persona con fuertes convicciones religiosas, pero al comenzar tuvo a delicadeza de advertirnos, que si alguien se sentía molesto por la utilización de la palabra "Dios", la cambiara por "vida" o "naturaleza", como se sintiera más cómodo.
Se me alzaron ambas cejas y decidí probar si aquello era cierto. De esta guisa le escuché y fui tomando notas. Es un buen ejercicio, cansado, pero muy interesante.
Entre mis notas releo cosas como "disponemos de unos segundos para convertirnos en ángeles o demonios, no más", la necesidad de tener "criterios de discernimiento, para poder integrar cuanto nos sucede y no controlamos", "discernir no nos hace infalibles, simplemente honestos" o la importancia del "deseo" en aquello que quiera que hagamos. Citó a un conocido nicaragüense que una vez le dijo: "[Dios] La vida te hace desear lo que te va a regalar".
Nunca me había planteado el deseo como herramienta de discernimiento, como criterio racional para decidir. Más bien era algo a combatir, por aquello que aprendimos en algún momento de nuestra infancia, algo que se refería a hacer lo que debíamos, no lo que deseábamos.
Algo que nos mataba las ganas de arriesgar y la posibilidad de hacer las cosas de una manera distinta.
En ese momento se me pasó por la mente Damásio: El "mundo exterior" parece ser bastante menos relevante que nuestro "mundo interior", a la hora de gestionar la información.
Mi madre siempre hizo lo que deseó. Mi padre, lo que creyó su deber. Y su hija, pasada la cuarentena acaba de aprender que el deseo es imprescindible para hacer las cosas bien y cumplir nuestro deber.
Y empezaron los talleres. Íbamos a aprender, pero al tiempo, éramos las herramientas utilizadas para el aprendizaje. Es bonito, algo redundante con el propio método del taller al que había sido adscrita -"Desing for change" - que parte del proceso global diseñado en Stanford - Desing Thinking - y que desarrolla un método que nos permite enfocar problemas cualesquiera, de forma creativa, colaborando y utilizando disciplinas variadas.
Algo así como un plan de entrenamiento que persigue hacer de la "idea feliz" un suceso frecuente.
Enfocada al ámbito educativo, al aula, se organiza en 4 etapas: sentir (entender), imaginar, actuar y compartir.
Os recomiendo que veáis esta estupenda charla TED para intuir las posibilidades.
Todas las etapas son imprescindibles y cada una tiene sus normas y sus herramientas.
Hemos de partir de un problema concreto, algo que queremos cambiar, una necesidad que vemos que no está cubierta, y si no la tenemos, necesitamos un paso previo: mirar.
Sentir, es empatizar, entender lo que ven, dicen, oyen y sienten, los afectados directa e indirectamente por el asunto pendiente.
Imaginar, es una etapa alocada, en la que cada uno de los miembros del grupo comienza a anotar todo aquello que se le pase por la cabeza y que de algún modo, pueda tener relación con el fin perseguido: atacar y solucionar el problema. Es importante no racionalizar, no buscar la cualidad sino la cantidad. Es fundamental, pasarle tu lista al compañero y continuar con la suya, imaginando sobre sus ideas, sin juzgar ni evaluar.
Una vez puestas en común las ideas, se procede a depurarlas, sin dejar de imaginar, y se van filtrando en aras de diseñar una estrategia. Al final, elegimos aquellas que creemos pueden ser efectivas y pasamos a la tercera etapa: ponerlas en práctica.
Hacer: Aplicar esas estrategias seleccionadas, y extraer conclusiones de efectividad. Qué ha funcionado, qué no, qué hemos extraído del aprendizaje e iterar.
Compartir: at last but not least, esta etapa es fundamental, porque como el método es iterativo, la puesta en común de los resultados, documentos y métodos aplicados, iniciará un nuevo proceso en alguna otra parte.
Nuestro ejercicio consistió en enfrentarnos a una situación de desigualdad en el aula. Un grupo variado en sus capacidades, personalidades, razas, niveles socioeconómicos, credos y condicionantes familiares, tan diversos como un aula puede serlo. Pasamos la etapa uno y dos, y para cubrir la tercera, hacer, nos crearon una situación real de injusticia a la que debíamos aplicar las estrategias decididas. Fue durante la cena.
Nos dividieron en grupos. Los del taller "desing for change", debíamos sentarnos en la misma mesa y el resto de los equipos no debían saber nada de lo que nos proponíamos. Ellos serían el prototipo, nuestro aula, los conejillos de indias donde probar si nuestras ideas eran útiles o un fracaso absoluto.
La situación de injusticia, fue una reproducción a pequeña escala del reparto de bienes en el mundo. Cada grupo representaba un continente, el número de componentes iba en función de la población de ese continente, y la cantidad de ingredientes disponibles se le asignaba en proporción al nivel de riqueza. Pero todos tenían que completar la misma tarea: elaborar la cena para 45 personas, un pincho por cabeza, y en el mismo tiempo. Ganaría el mejor pincho, el más sabroso y mejor presentado.
Empezamos a interactuar, nos pusimos frenéticos, negociamos, comerciamos, suplicamos por una lechuga, y llegamos a cambiar besos y abrazos a cambio de una cucharilla, (Asia estaba en poder de todas las herramientas disponibles). Dos grupos se fusionaron ante la imposibilidad, uno de elaborar tanta comida con solo dos miembros (Norteamérica) y la ausencia de alimentos de otro (África). Finalmente, con el único objetivo de conseguir dos bandejas en las que poder presentar los 45 pinchos, Europa se ofreció a fregarlo todo.
Mientras, los del taller de desing for change, íbamos poniendo en práctica las estrategias elegidas con el fin de paliar la desigualdad y fomentar la cooperación.
Así, cambiamos sitios con los de otros continentes y fuimos recibidos, en Europa, con cajas destempladas sin dejarnos decidir nada y acusándonos de mucho hablar y poco trabajar. Por Dios que aquello era una metáfora tan literal, que acabamos gritando que los recién llegados éramos España, Grecia y Portugal. A continuación, enviamos mensajes de apoyo a todos los demás grupos, diciéndoles las cosas positivas que veíamos que podían aportar. Nos consideraron spam molesto ante el rápido discurrir del reloj. Vamos que nos salió de pena, pero los pinchos estaban buenos. En un momento aparecieron unas cajas de pizzas que nos demostraron que los profesores no las tenían todas consigo sobre el desenlace del experimento y habían previsto la posibilidad de que nos quedáramos sin cenar.
Hicimos una recopilación de lo sucedido: todos habíamos quedado impresionados por aquello de los ángeles y los demonios y los pocos segundos para ser una cosa u otra, pero cuando nos metimos en competición, se nos olvidó instantáneamente. En lugar de lograr una cooperación efectiva, habíamos recurrido a lo más antiguo de la historia del hombre para conseguir lo que necesitábamos: prostituirnos (amor a cambio de una cucharilla), suplicar (por favor dame una lechuga que a ti no te hace falta y la vais a tirar) y acabar aceptando un trabajo muy duro a cambio de un salario miserable (dos bandejas por fregar los cacharros de 45 personas).
Y de este prototipo, sacamos conclusiones.
Es curioso cómo a cada persona le resulta más gratificante o difícil una u otra etapa. Hay quien tiene problemas con empatizar, otros con dejarse llevar e imaginar soluciones que consideran ridículas y otros con ejecutar lo ideado. Creo que la fase de compartir lo hecho, es la menos conflictiva.
De aquello me llevé un nuevo juego que poner en práctica con mis hijas, mientras caminamos por la calle. Señalo un objeto y nos damos un minuto para imaginar posibles usos alternativos. Es alucinante la velocidad a la que se sueltan. La segunda vez que lo practicamos, una tapa de alcantarilla podría utilizarse para hacer galletas oreo para un robot y una botella de agua, sería una buena bañera para un hámster.
Con niños esa herramienta funciona de cine, pero con mayores es realmente gratificante descubrir que nunca se es lo suficientemente adulto para perder la capacidad de imaginar sin límites.
Allí estaba, entre maestros y personas vinculadas directamente a la enseñanza con mil cosas en común.Yo era como el huevo entre castañas, y eso me hacía sentir absolutamente libre para involucrarme en los juegos como si me fuera la vida en ello y disfrutar sin vergüenza ninguna. No me sentía evaluada por mis pares, sabía que mi opinión o mis actos no influirían en nadie por ningún otro motivo que no fuera el valor que tuvieran en sí mismas, y eso es una gozada. Así que, consciente de que mi disfrute y aprendizaje dependían de ese grado de independencia, hice cuanto estuvo en mi mano para protegerla.
El ritmo frenético, completamente intencionado, se alternaba con momentos de reflexión, una especie de digestión acelerada de lo aprendido.
Una de esas ocasiones fue asistir a una pequeña charla.
Dentro del contexto en que me encontraba entendía perfectamente la clave en la que habló el ponente: era una persona con fuertes convicciones religiosas, pero al comenzar tuvo a delicadeza de advertirnos, que si alguien se sentía molesto por la utilización de la palabra "Dios", la cambiara por "vida" o "naturaleza", como se sintiera más cómodo.
Se me alzaron ambas cejas y decidí probar si aquello era cierto. De esta guisa le escuché y fui tomando notas. Es un buen ejercicio, cansado, pero muy interesante.
Entre mis notas releo cosas como "disponemos de unos segundos para convertirnos en ángeles o demonios, no más", la necesidad de tener "criterios de discernimiento, para poder integrar cuanto nos sucede y no controlamos", "discernir no nos hace infalibles, simplemente honestos" o la importancia del "deseo" en aquello que quiera que hagamos. Citó a un conocido nicaragüense que una vez le dijo: "[Dios] La vida te hace desear lo que te va a regalar".
Nunca me había planteado el deseo como herramienta de discernimiento, como criterio racional para decidir. Más bien era algo a combatir, por aquello que aprendimos en algún momento de nuestra infancia, algo que se refería a hacer lo que debíamos, no lo que deseábamos.
Algo que nos mataba las ganas de arriesgar y la posibilidad de hacer las cosas de una manera distinta.
En ese momento se me pasó por la mente Damásio: El "mundo exterior" parece ser bastante menos relevante que nuestro "mundo interior", a la hora de gestionar la información.
Mi madre siempre hizo lo que deseó. Mi padre, lo que creyó su deber. Y su hija, pasada la cuarentena acaba de aprender que el deseo es imprescindible para hacer las cosas bien y cumplir nuestro deber.
Y empezaron los talleres. Íbamos a aprender, pero al tiempo, éramos las herramientas utilizadas para el aprendizaje. Es bonito, algo redundante con el propio método del taller al que había sido adscrita -"Desing for change" - que parte del proceso global diseñado en Stanford - Desing Thinking - y que desarrolla un método que nos permite enfocar problemas cualesquiera, de forma creativa, colaborando y utilizando disciplinas variadas.
Algo así como un plan de entrenamiento que persigue hacer de la "idea feliz" un suceso frecuente.
Enfocada al ámbito educativo, al aula, se organiza en 4 etapas: sentir (entender), imaginar, actuar y compartir.
Os recomiendo que veáis esta estupenda charla TED para intuir las posibilidades.
Todas las etapas son imprescindibles y cada una tiene sus normas y sus herramientas.
Hemos de partir de un problema concreto, algo que queremos cambiar, una necesidad que vemos que no está cubierta, y si no la tenemos, necesitamos un paso previo: mirar.
Sentir, es empatizar, entender lo que ven, dicen, oyen y sienten, los afectados directa e indirectamente por el asunto pendiente.
Imaginar, es una etapa alocada, en la que cada uno de los miembros del grupo comienza a anotar todo aquello que se le pase por la cabeza y que de algún modo, pueda tener relación con el fin perseguido: atacar y solucionar el problema. Es importante no racionalizar, no buscar la cualidad sino la cantidad. Es fundamental, pasarle tu lista al compañero y continuar con la suya, imaginando sobre sus ideas, sin juzgar ni evaluar.
Una vez puestas en común las ideas, se procede a depurarlas, sin dejar de imaginar, y se van filtrando en aras de diseñar una estrategia. Al final, elegimos aquellas que creemos pueden ser efectivas y pasamos a la tercera etapa: ponerlas en práctica.
Hacer: Aplicar esas estrategias seleccionadas, y extraer conclusiones de efectividad. Qué ha funcionado, qué no, qué hemos extraído del aprendizaje e iterar.
Compartir: at last but not least, esta etapa es fundamental, porque como el método es iterativo, la puesta en común de los resultados, documentos y métodos aplicados, iniciará un nuevo proceso en alguna otra parte.
Nuestro ejercicio consistió en enfrentarnos a una situación de desigualdad en el aula. Un grupo variado en sus capacidades, personalidades, razas, niveles socioeconómicos, credos y condicionantes familiares, tan diversos como un aula puede serlo. Pasamos la etapa uno y dos, y para cubrir la tercera, hacer, nos crearon una situación real de injusticia a la que debíamos aplicar las estrategias decididas. Fue durante la cena.
Nos dividieron en grupos. Los del taller "desing for change", debíamos sentarnos en la misma mesa y el resto de los equipos no debían saber nada de lo que nos proponíamos. Ellos serían el prototipo, nuestro aula, los conejillos de indias donde probar si nuestras ideas eran útiles o un fracaso absoluto.
La situación de injusticia, fue una reproducción a pequeña escala del reparto de bienes en el mundo. Cada grupo representaba un continente, el número de componentes iba en función de la población de ese continente, y la cantidad de ingredientes disponibles se le asignaba en proporción al nivel de riqueza. Pero todos tenían que completar la misma tarea: elaborar la cena para 45 personas, un pincho por cabeza, y en el mismo tiempo. Ganaría el mejor pincho, el más sabroso y mejor presentado.
Empezamos a interactuar, nos pusimos frenéticos, negociamos, comerciamos, suplicamos por una lechuga, y llegamos a cambiar besos y abrazos a cambio de una cucharilla, (Asia estaba en poder de todas las herramientas disponibles). Dos grupos se fusionaron ante la imposibilidad, uno de elaborar tanta comida con solo dos miembros (Norteamérica) y la ausencia de alimentos de otro (África). Finalmente, con el único objetivo de conseguir dos bandejas en las que poder presentar los 45 pinchos, Europa se ofreció a fregarlo todo.
Mientras, los del taller de desing for change, íbamos poniendo en práctica las estrategias elegidas con el fin de paliar la desigualdad y fomentar la cooperación.
Así, cambiamos sitios con los de otros continentes y fuimos recibidos, en Europa, con cajas destempladas sin dejarnos decidir nada y acusándonos de mucho hablar y poco trabajar. Por Dios que aquello era una metáfora tan literal, que acabamos gritando que los recién llegados éramos España, Grecia y Portugal. A continuación, enviamos mensajes de apoyo a todos los demás grupos, diciéndoles las cosas positivas que veíamos que podían aportar. Nos consideraron spam molesto ante el rápido discurrir del reloj. Vamos que nos salió de pena, pero los pinchos estaban buenos. En un momento aparecieron unas cajas de pizzas que nos demostraron que los profesores no las tenían todas consigo sobre el desenlace del experimento y habían previsto la posibilidad de que nos quedáramos sin cenar.
Hicimos una recopilación de lo sucedido: todos habíamos quedado impresionados por aquello de los ángeles y los demonios y los pocos segundos para ser una cosa u otra, pero cuando nos metimos en competición, se nos olvidó instantáneamente. En lugar de lograr una cooperación efectiva, habíamos recurrido a lo más antiguo de la historia del hombre para conseguir lo que necesitábamos: prostituirnos (amor a cambio de una cucharilla), suplicar (por favor dame una lechuga que a ti no te hace falta y la vais a tirar) y acabar aceptando un trabajo muy duro a cambio de un salario miserable (dos bandejas por fregar los cacharros de 45 personas).
Y de este prototipo, sacamos conclusiones.
Es curioso cómo a cada persona le resulta más gratificante o difícil una u otra etapa. Hay quien tiene problemas con empatizar, otros con dejarse llevar e imaginar soluciones que consideran ridículas y otros con ejecutar lo ideado. Creo que la fase de compartir lo hecho, es la menos conflictiva.
De aquello me llevé un nuevo juego que poner en práctica con mis hijas, mientras caminamos por la calle. Señalo un objeto y nos damos un minuto para imaginar posibles usos alternativos. Es alucinante la velocidad a la que se sueltan. La segunda vez que lo practicamos, una tapa de alcantarilla podría utilizarse para hacer galletas oreo para un robot y una botella de agua, sería una buena bañera para un hámster.
Con niños esa herramienta funciona de cine, pero con mayores es realmente gratificante descubrir que nunca se es lo suficientemente adulto para perder la capacidad de imaginar sin límites.
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