Dentro de unos días podréis ver y escuchar la charla TEDx-ED que Marta Arias Robles impartió en pasado día 22 en Barcelona. Como me gusta mucho lo que dice y escribe, y tuve la pésima suerte de no encontrar entradas para asistir en persona al evento TEDx - a pesar de haber intentado comprarlas con dos meses de antelación, ¡tal era la expectación! - me apunté el asunto en la agenda y la escuché via streaming.
Habló, cómo no, de infancia. De la nuestra en concreto, de la que debería estar por doquier pero que cada vez se echa más en falta.
Nos pidió que imaginásemos un país sin niños. No esos ratos de ocio con los que madres y padres fantaseamos. No esa tarde descolgada, en la que se han confabulado los astros y te puedes ir a tomar café y comprar libros sin prisa. No. Nos pidió que imaginásemos un país como el nuestro, con una tasa de natalidad tan triste que merece el nombre de "invierno demográfico".
¿Qué nos pasa a los españoles? ¿No nos gustan los niños, no los queremos?
No tenemos hijos, pero no es porque no queramos. Marta aporta dos ideas relacionadas con este fenómeno.
La primera es la "soledad". Curiosamente a los mediterráneos nos llaman "familistas", dentro del núcleo familiar nuestros niños están muy apoyados, pero en el ámbito de la sociedad y de las instituciones públicas, tener y cuidar hijos es una tarea muy solitaria. Tanto es así que mientras en la UE se destina una media de 510 €/cápita a inversión en infancia, en España difícilmente alcanzamos los 270. Se sabe que aquellos países que carecen de programas específicos de ayuda por hijos a cargo suelen ser los que ostentan las tasas más elevadas de pobreza infantil. Esa soledad, se manifiesta en multitud de aspectos de los que muchas veces ni siquiera somos conscientes: el uso del lenguaje - "menor", "tratar como a un niño" - o asuntos tan prosaicos como que las compresas soporten un IVA del 10% y los pañales el 21%, por no hablar de la política de guarderías y escuelas infantiles, planteadas desde la perspectiva de la conciliación - algún ministro ha llegado a decirlo explícitamente - de modo que el hecho de que ambos padres trabajen, puede resultar ventajoso a la hora de obtener plaza en una gusrdería pública. Esto no sería así, si el criterio estuviese enfocado desde la perspectiva del niño.
La segunda idea que pone sobre la mesa el "miedo". No es de extrañar, todas las estadísticas dejan muy claro que el riesgo de pobreza se multiplica por 4 en familias con hijos. Así las cosas tenemos como resultado el gráfico de arriba.
Marta nos propone "pasar a la acción". De manera individual, en nuestra relación diaria con los niños de nuestro entorno, y en acción colectiva, para tratar de generar cambios, un "Pacto de Toledo" de la infancia, que suponga para los niños un periodo de seguridad como el de Toledo ha supuesto para los mayores.
Por eso ella - y yo con ella - #Pidepacto.
Cuando se trabaja buscando un país mejor para la infancia, se obtiene una sociedad mejor para todos.