domingo, 28 de julio de 2013

La caja de tomates

Venden tomates y pimientos, en cajas de cartón, sentados en el patio que hay tras la tienda de artículos de playa de su madre.
Él con rastras erguido, ella acurrucada en su hombro, ambos sonríen.

-¿Me guardas un kilo?
-Vale, se lo dejo a mi madre que cierra a las dos.

-Hay tomates en casa, dice mi marido.
-Lo sé.

Antes pensaba que estaban equivocados, que perdían el tiempo, que eran utilizados sin presentar oposición.
Y sin embargo, ya no estoy tan segura. Ellos sonríen, venden sus tomates y les importa un bledo quién apunte sus nombres en su lista de seguidores.

Tal vez sean ellos los listos, y yo la tonta. A mi hay quien me ha apuntado en su lista de seguidores, pero no seguíamos lo mismo. Ellos lo sabían. Yo no.

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