sábado, 29 de junio de 2013

Maryam Bibi: todo fue posible sólo porque fui educada.

Durante toda la semana he llevado un recorte de periódico doblado en el bolso. Tres columnas que he releído muchas veces intentando obtener más información, sin conseguirlo. Se me queda corta la entrevista, tan escasa...
Maryam Bibi es una mujer extraordinaria, otra más que incorporar a una maravillosa lista particular:  Wangari Maathai, Somaly Mam, Malala Yusafzai y ahora Maryam Bibi.

En la sección "Café con" de El País, Ángeles Espinosa charla brevemente con ella. A través de la conversación se va dibujando el perfil de una mujer nacida en una de las zonas más atrasadas de Pakistán, las áreas tribales, región fronteriza con Afganistán donde más del 65% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y existen fuertes lazos con el mundo talibán.
Esta mujer, ya abuela, dirige una ONG (Casa de las Hermanas) y ha completado un máster en Política Social además de recibir numerosos premios, entre ellos el Premio Nacional Civil de Pakistán 2003.  Ha logrado establecer más de 170 escuelas primarias para las niñas, extendido su red a más de 240 aldeas, crear centros de alfabetización para adultos, formación de comadronas y más, más y más...


¿Cómo?, y no hablo ya de los medios, sino del valor, ¿cómo pudo esta mujer lograr semejante transformación de sí misma y aplicarse a conseguirlo en las demás? ¿Cómo, con sus orígenes, con el ambiente y la cultura que la vio nacer y crecer? ¿Cómo, con absolutamente todo en su contra, pudo esta mujer crear semejante prodigio?
Cuenta que cuando ella nació, ya era la tercera niña en su familia, y durante todo el tiempo que duró su gestación, su madre rezó para que fuera un chico, así pues,  Maryam supuso una enorme decepción no sólo para su familia sino para todo el clan, hasta el extremo de que los fuertes dolores que sufrió su madre tras el parto, se interpretaron como un intento de lograr una atención que habría obtenido de haber parido un niño. Una hora después su madre dio a luz a su hermano gemelo. Entonces sí, disparos de júbilo de fusiles.

Fue casada con un pariente mucho mayor que padecía esquizofrenia, ya que la familia pensaba que el matrimonio mejoraría su dolencia. Como era de esperar, no se produjo tal mejoría y se interpretó como un fracaso de Maryam. Tuvo que tratar de ganar dinero para alimentar a sus cuatro hijos, en unas circunstancias que le prohibían trabajar fuera del hogar.
Aquí podéis leer una entrevista completa del año 2011 de Farzana Ali, y aquí una breve reseña de sus logros.

Maryam es una revolucionaria humilde y respetuosa. Ella nos da la explicación con esta sencilla frase:

"All this became possible only because I was educated"
(todo esto fue posible sólo porque recibí educación)


¿Cómo? No, la pregunta es ¿Cuándo?
¿Cuándo se encendió la chispa que prendió semejante fuego? Cuando un padre decidió, contra todo lo que le era conocido y bueno, educar a sus hijas.

Leer sobre la fascinante vida de esta mujer me ha hecho darle vueltas a varias ideas.
La primera es que a pesar de las múltiples obligaciones que la vida nos impone, laborales, sociales y demás, lo único que resultó realmente irrenunciable desde el momento en que fui madre, es luchar por dar a mis hijas todo el amor, la mejor alimentación, cuidados y educación de la que fuera capaz.

La segunda es la certeza del valor de la educación en cualquier sociedad, y la importancia, que como ciudadanos debemos darle, situándola en el más alto nivel de prioridad, tomándonosla realmente en serio, y exigiendo a nuestros gobernantes que hagan lo mismo.

Por último, el asombro, que afortunadamente parece no acabarse, ante la capacidad del ser humano de superar las circunstancias más adversas y hacer el bien a sus semejantes.

¿Cuántas niñas podrán decir tras Maryam, las mismas palabras que ella ha dicho?
¡Cuántas posibilidades de una vida mejor, más digna y libre habrán surgido sólo porque Maryam fue educada!


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