domingo, 22 de febrero de 2015

Tres días (I).

Esta historia comienza con un titular en un periódico, la llamada de un amigo para preguntarme sobre el mismo tema (sin haber leído el periódico) y un impulso puesto en práctica, no sopesado debidamente.
Enseñar código a nuestros niños. La imperiosa necesidad de que el día de mañana sean ciudadanos libres, que controlen la información que dan y reciben, que puedan tomar decisiones sabiendo quién y por qué, les suministra los datos. Ser parte del proceso y contribuir a él, en lugar de meros consumidores.
Pero no algunos niños concretos, no: todos los niños, especialmente aquellos en puestos de salida más desfavorable. Intentar evitar la brecha que asoma por el horizonte, que a la velocidad exponencial en que avanzan las herramientas que utilizarán, hará surgir una sociedad de nuevos esclavos, aquellos que no pueden tomar decisiones libres por carecer de acceso al cómo se genera la información, ni contribuir al crecimiento, por desconocer el uso y alcance de las herramientas que les serán imprescindibles. Pensaba en Big Data, en el Internet de las Cosas...
Escribí un mail un tanto histérico, ahora me doy cuenta [ en mi defensa diré que a las palabras de Ramón y Cajal: "Las ideas duran poco, hay que hacer algo con ellas" yo añadiría "poco y cada vez menos, don Santiago ] a Paul, al que había conocido en una charla en los cursos de innovación que propicia la fundación Bankinter en la Universidad de Deusto, en San Sebastián.
Su respuesta me llegó en forma de invitación al "winter camp 2015". Tres días en las que se abre un abanico de posibilidades a aquellos profesores que han sentido la necesidad de cambiar la forma de hacer su trabajo, de llevar a cabo su misión, pero que carecen de herramientas para hacerlo. Una reunión de corazones inquietos y mentes curiosas que buscaban aprender a aprender para poder mostrárselo a sus alumnos.
Acepté instantáneamente. Reorganicé mi trabajo y logré regalarme tres días allí.

El resultado ha sido infinitamente superior al imaginado. No es lo que he aprendido, o no solo, es lo que he visto que puedo aprender, lo importante que es hacerlo y lo fascinante del proceso.
No os voy a contar en detalle, ni siquiera cronológicamente, lo que allí viví, porque sería mucho, porque los procesos no se cuentan, se viven, pero creo que escribiré dos post  - éste es el primero - no para vosotros, los que leéis, sino para mi, para tener donde acudir cuando me olvide.

Yo era un perro azul marino, allí entre tanto maestro. Ellos sabían para qué querían adquirir esas nuevas destrezas, yo solo intuía que necesitaba adquirirlas y confiaba ciegamente en el criterio de Paul.

Y para empezar, vimos este video (ya está disponible la versión 2014, pero da todavía más miedo y vértigo, así que es suficiente con ésta)




¿Qué es INNOVAR?
Crear ideas originales que generan valor de manera sostenible - aquí escucho la voz de mi hermano -, es imaginar sobre las ideas de otros, es crear capital intelectual y es bueno, porque producir ideas que generan valor ayuda a reducir las diferencias entre unos y otros: contribuye al progreso de todos.

Innovar no es producir "inventos". No se produce innovación hasta que las ideas no generan valor. Moverse tampoco es innovar, actitudes que podrían asemejarse a emplear energía para dejar limpia mi casa vs el compromiso de mantenerla limpia.

Es estimulante sentirse, de nuevo, alumno. Es tranquilizador saber que no depende de ningún talento natural, que no es obra de magia, ni territorio exclusivo de algunos privilegiados por la naturaleza que nacieron con un gen ligeramente modificado. Es una posibilidad al alcance de cualquier ser humano. Está en nuestra naturaleza como tales. La creatividad, la capacidad de generar ideas que produzcan valor para nuestro mundo, se entrena.
[ Está en los libros, está estudiado. Tranquilo ]
Pero también es cierto que no podemos esperar a que nuestros hijos lleguen a la vida adulta para convertirse en innovadores, en creadores o investigadores. Hay que empezar a ayudarles a desarrollar esa habilidad desde la escuela, desde casa, desde cada ocasión de aprendizaje. El cómo hacerlo es el quid de la cuestión y para que fuéramos tomado ideas, experimentamos en carne propia algunas de las miles de herramientas posibles.
Pudimos comprobar que un paseo turístico no es lo mismo cuando quien te acompaña, lo ha transformado, cuando ha convertido la visita al edificio de la Diputación Foral de Guipúzcoa en una historia de piratas y el Palacio de Miramar en la alucinante vida de la monja-alférez. O te muestra el valor de una humilde pescatera, que gracias a su trabajo cotidiano limpiando y vendiendo sardinas en la calle, ayudó a crear una de las cocinas más creativas y prestigiosas del mundo.

Pudimos escuchar a Daniel Villanueva en una charla sobre la importancia de trabajar en red. Sobre la potentísima herramienta que es tener un número tan enorme de personas conectadas, sobre la diferencia cualitativa que la cantidad impone.
 Y de ella destacaré dos asuntos que hicieron que se me abriera la boca de par en par, dos innovaciones que no hubieran sido posibles sin tantas personas dispuestas a aportar su granito insignificante de arena y a imaginar sobre las ideas de otros: el "ReCAPTCHA" y la creación del "Servicio al Refugiado Jesuita".

El CAPTCHA es ése código molesto que hemos de rellenar cada vez que realizamos una operación en internet o escribimos un comentario en algún blog, etc. Sirve para demostrar que somos humanos y no robots que anden a la caza de contraseñas para, por ejemplo, enviar spam. Rellenar los captcha, lleva millones de horas, cada día, a nivel mundial. Un tiempo perdido, pero imprescindible.
Pues a alguien se le ocurrió que esa necesidad de probar nuestra humanidad, esa habilidad que nos es única, podía redundar en nuestro beneficio un poquito más allá. Voilá! el ReCAPTCHA. Ya no solo escribimos unos números y letras aleatorios que aparecen en una imagen, ahora además, escribimos una palabra que aparece borrosa, distorsionada o tachada. Y lo hacemos con un nivel de acierto altísimo. Esas palabras proceden de textos que los algoritmos no han sido capaces de digitalizar. Así, cada vez que nos definimos humanos, contribuimos a la mejora y digitalización de textos que de otra manera no hubiera sido posible.
Alucinante.
No lo es menos la iniciativa del padre Arrupe, cuando a finales de los años 70 asistió espantado a la tragedia de los "Vietnamese boat people" - nuestro Lampedusa y los refugiados sirios - y siendo general de los Jesuitas, envió un fax a todos los superiores de la Compañía, instándoles a movilizar a la sociedad civil, eclesial, y gobiernos, para extender el derecho de asilo y proveer ayuda financiera.
Este fax

movilizó una red de personas por todo el mundo, y desde cada rincón del planeta respondieron, con sus ideas, sus particularidades, soñando sobre las ideas de otros, para crear el Servicio de Atención al Refugiado férreo defensor de los Derechos Humanos, allí donde sea preciso.

Cosas como éstas me mostraron, pero quizás lo más interesante fue que en ese ambiente, se propicia el roce entre personas inquietas, dispuestas y curiosas.
Estuve en talleres y me sorprendí de mis reacciones - no siempre para bien - y de las de mis compañeros. Creo que todos quedamos sorprendidos y preocupados, pero lo que más me impresionó, lo que siempre conservaré, no porque lo recuerde, sino porque me transformó y por lo tanto ya forma parte de mi misma, fue una conversación en el hall que duró 1 hora.

Entendí por qué los humanos buscamos la felicidad como fin último de nuestra existencia. Intuí lo profundo que ese camino podía ser, y hasta qué punto dependíamos unos de otros para lograrlo.

Lo demás, os lo contaré otro día.

martes, 17 de febrero de 2015

Grecia y Europa. Días de oportunidad y apósitos.

Jonh Müller (@cultrun) nos ha dicho esta tarde en el bar "Los diablos azules", que sería bueno que la gente conociera la dinámica interna de una redacción para valorar en su justa medida el alcance de las noticias. No todo lo que aparece escrito en un papel es verdad. [Los Eels ya dieron el mismo consejo " It's not all good and it's not all bad Don't believe everything you read " ].
Más tarde, casi al final, añadió que la "ruptura" de anoche entre Grecia y el Eurogrupo, es parte de la dramaturgia, y no sería extraño que en el próximo acto de esta obra, Finlandia solicitara medidas extraordinarias. Todo entra en el guión, y por ello no deberíamos deducir consecuencias dramáticas de estos acontecimientos.

Irene Martín y John Müller CC/Europa. Madrid 16/02/15
Pensaba en esto de vuelta a casa , al escuchar en la radio, no recuerdo la emisora, a varios contertulios aportando una visión preocupada y bastante pesimista sobre el discurrir de las negociaciones, e imaginando escenarios terribles para una o ambas partes. Me pregunté si eso no era también parte de la dramaturgia.
El común de los mortales, ese lugar exacto donde me encuentro, no sabemos demasiado de economía ni de historia política y tendemos a caricaturizar la escena griega como un asunto de poderosos vs débiles, ricos vs pobres, trabajadores esforzados vs gandules, acusaciones y conclusiones "morales". Nos gustan las metáforas en política - a pesar de que suelen acabar en desastre -  y la fábula de la cigarra y la hormiga nos viene al pelo.
Tras releer todas las notas que tomé en el acto de cc/europa pensé que allí se había reproducido una obra similar entre Irene y John, y deseé que la realidad acabase llegando a las mismas conclusiones que extraje de cuanto nos contaron.

Subidos a unos taburetes, que les hacían parecer cantautores  - Amparo González @orapmagon , dixit - Irene Martín y John Müller nos dieron algo imprescindible: el contexto.
Cualquiera que conozca algo de ambos, deducirá sin problemas qué parte de la historia relató cada uno, pero se equivocaría si lo juzgase como una defensa de las distintas posiciones.

Irene comenzó dejando claro que erramos, mucho y muchas veces, cada vez que buscamos analogías entre Grecia y España. Syriza no es Podemos, el PASOK no es el PSOE y To Potami no es el Ciudadanos griego ni de broma  - a pregunta del público, explicó que To Potami, pese a tener un líder sumamente carismático, no caló porque muchos de sus miembros proceden de los medios de comunicación, que en Grecia no pagan licencias y se les considera parte del régimen clientelar que tanto ha minado el desarrollo griego, los consideran "pijos" (sic) que viven en un mundo privilegiado - en definitiva:
España, no es Grecia.
[ He escuchado esta frase con diferente significado en bocas muy distintas, siempre de manera interesada, esta fue la primera vez que lo creí. ]
Como segunda declaración de principios dejó claro que las dos partes que se han sentado a negociar tienen razón en muchas cosas y que el escenario conocido como "Grexit" - salida de Grecia del euro - no era una posibilidad ni para unos ni para otros. Si la UE amenzara a Grecia, se estaría amenazando a sí misma, y si fuera Grecia quien lo hiciera, estaría traicionando a sus electores y a gran parte de los griegos, porque Syriza es fundamentalmente europeísta. Los griegos quieren pertenecer a la Unión Europea y la crisis no ha hecho variar la tendencia, muy al contrario.
El apoyo a la actuación del gobierno en las negociaciones es bastante impresionante, no solo entre los votante de Syriza, sino en todo el espectro político, es más, entre los votantes de Aurora Dorada, partido que está en las antípodas en el resto de materias, esta aprobación llega al 80% (¡!)
Como en cualquier negociación en la que ambas partes tienen algo que ganar y mucho que perder, hay que evitar que Grecia salga humillada de esta historia. Las consecuencias pueden ser peligrosas, pero, nos tranquilizó, no cree que pueda contagiarse a España. De nuevo, las analogías no funcionan. España tiene la xenofobia en niveles absolutamente controlados y la extrema derecha carece de relevancia política y social como para preocuparnos. En Grecia la situación es bien distinta.
El punto fundamental que, a su juicio, se nos escapa con demasiada frecuencia cuando se habla de la crisis griega, radica en la promesa electoral y el compromiso del nuevo gobierno griego, de acometer reformas institucionales urgentes y profundas.
Me interesaron mucho las pinceladas, de buena conocedora, que Irene proporcionó.
Por ejemplo, los griegos, son mucho menos practicantes que los españoles pero mucho más religiosos. No es nada extraordinario escuchar decir a alguien que es "ortodoxo pero ateo". Nos habló de la ausencia total de mujeres en la primera línea del gobierno, aunque trató de justificarlo poniendo el foco sobre las que están en la segunda, cuya formación y carácter hace que valgan por cinco y pueden ser mucho más beligerantes en políticas de género que sus equivalentes europeas. [Aquí me revolví, no pude estar de acuerdo, de hecho estaba profundamente contrariada. Primero porque creo que la mera exposición pública de mujeres en puestos de máxima responsabilidad, cambia culturas y hábitos. Segundo, porque creo que las mujeres no lo son en tanto en cuanto impulsen políticas de género, nos guste más o menos. Las mujeres han de estar en las mismas condiciones que los hombres, con su ideología, su conservadurismo, o su progresía, aportando su visión y sin necesidad de justificar su designación para un cargo con la consecución de una misión preconcebida]. Habló de prioridades del nuevo gobierno, de derechos de LGTB, de nacionalización de emigrantes de segunda generación, pero sobre todo, transmitió la necesidad de darle a Grecia, una oportunidad.

John Müller nos invitó a pensar en la postura de la otra parte. Con humor, relataba que la posición germana en todo esto, podría recordar a la de un pastor que al rezar el Padre Nuestro omitiese la parte de "perdónanos nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores", pero es que llevamos 1 siglo diciéndole a Alemania que ha de tener un Bundesbank fuerte e independiente, y el hecho de no tenerlo está ligado a dos guerras mundiales. Cuenta que tras la IIGM, Alemania fue a Londres no a pedir una quita de deudas sino a reconocerlas todas. A adquirir el compromiso moral de satisfacerlas aceptando la reparación a los judíos tras el holocausto, pese a que esa actitud endurecería la postura de sus acreedores. Adenauer respondió que las reparaciones eran un asunto moral que iba más allá de cualquier racionalidad negociadora.
¿Y sobre la economía Griega? Pues que los últimos gobiernos han demostrado una incompetencia colosal, a modo ilustrativo: han bajado salarios un 30% y todo lo que han ganado en competitividad con ello, lo han perdido por la subida de costes energéticos. La eléctrica griega ha subido precios porque al ser empresa pública y estar sometida a la troika ha tenido que aplicar subidas de IVA y ausencia de déficit. Resultado: dejar a la gente pasando hambre y hacer rica a la eléctrica.
Hubo dos cuestiones que me parecieron muy potentes de lo relatado por Müller.
La existencia de una oportunidad de crecimiento para Grecia aprovechando una característica casi única (la comparte con Turquía, que por lo visto, sí sabe rentabilizarla). Es un país "interface": comunica mundos distintos, y que lo que ahora mismo nos parece un drama, tal vez sea el revulsivo que Europa necesita para animarse, por fin, a adoptar mecanismos ágiles de decisión y soluciones más audaces. Ha quedado claro que no podemos esperar 2 años para tomar las medidas necesarias. Si lo lográsemos, puede que la crisis griega acabe en una transformación beneficiosa para toda Europa.
"Si lo que realmente nos importa es que la UE sea una zona de crecimiento y libertad donde florezcan las teorías democráticas, ¿por qué no vamos a ser lo suficientemente flexibles?"
Esto lo dijo un hombre, que unos minutos antes, había mostrado su reverencia por la construcción europea al considerarla como "el último experimento civilizatorio de la humanidad".

No quiero terminar sin añadir algo que aportó Álvaro Imbernón - @alvaro_ims - dentro y fuera del local. Dentro, nos recordó que los nacionalismos en el sur de Europa tienen su respuesta simétrica en el norte, y ciertas actitudes solo provocarán un aumento de la insolidaridad entre los miembros de este barco que es Europa. Fuera, insistió en lo que otras veces nos ha advertido: los europeos seguimos mirándonos el ombligo, como si nuestros problemas domésticos, fueran el mundo. Pareciera que ignoramos que Asia, África.... están ahí.

Ser europeísta no parece tarea sencilla. Aprender de ella, de Europa, desde puntos tan variados, nos lo pone un poco más fácil.

jueves, 5 de febrero de 2015

Mis muy queridas.

Iba a contaros lo que más me llamó la atención de la charla que se desarrolló el jueves pasado tras la presentación del libro de Manuel Conthe, y no desisto de hacerlo, pero creo que lo haré en un post posterior. Un "ya lo pensaré mañana" a lo Escarlata O´Hara.

Voy a escribir "at random" como la lista de reproducción que suena a estas horas de la noche, con un frío pelón tras los cristales, y las voces amortiguadas de la anciana con Alzheimer al otro lado de la pared.
Sonidos, como el reloj del pasillo que antes no te impedían conciliar el sueño, cuando eras pequeña y dormías a pierna suelta a pesar de que las carpinterías de las ventanas dejaban pasar el aire suficiente como para poder jugar a ver cuánto tardaba en apagar un mechero. Barrios, donde la intimidad era limitada, fingida y bueno...compartida.
Y pensaba en las mujeres de mi vida. Las que lo son y las que están. Las que ya se han ido, pocas, pero tan únicas e irrepetibles.

-Mamá - me dijo anoche mi hija de seis años mientras, metidas muy juntas en su cama, le leía un cuento sobre el miedo - ¿por qué la abuela tuvo tantos hijos?
-Porque quiso y le hacía feliz.
-¿Y no estaba muy cansada todo el rato?
-Infinito, pero siempre se reía.
-Mamá, eres guapa.
-Porque me parezco a ti.

Hay una época para ligar y compartirlo con ellas. Otra para conocer a sus parejas, asistir a sus bodas, visitarlas tras parir, hacer de canguros de los hijos mutuos, hacer equilibrios con los trabajos y los horarios, lamentarte o reírte de tus conflictos cotidianos. Y luego cambiar opiniones sobre médicos y tristezas.
Y entonces encuentras a tus amigas, a tus hermanas, a las mujeres que te rodean y viven lo mismo que vives tú, como parte del día a día. Y reconoces las ojeras y los grupos de whatsapp arden en consejos y silencios de comprensión.

Y todas concluyen en lo mismo. En la importancia de tenernos, a nosotras mismas. Y todas caemos en la cuenta de la importancia de tenernos, a todas las demás.

Cuando te cruzas con esa mujer a la que hace tiempo no veías pero que, no sabes porqué, te cayó siempre bien y nunca tuviste tiempo suficiente para un café tranquilo. Y te mira y te dice que está en paro pero que te ve triste, y no te atreves ni a contarle tus tonterías abrumada por su cariño.
Y las prisas y un mensaje que dice: me ha encantado volver a verte, no me había dado cuenta cuánto te echaba de menos.

Mujeres maravillosas, heroínas del día a día, que empiezan siendo pardillas, y acaban reconociendo a la lista que, tras años de soportar lo que nadie le había pedido, decidió apuntarse a yoga, ponerse estupenda y hacer de su capa un sayo. Y que llora como nadie, porque hace unos pucheros maravillosos, se pone preciosa y sigue hablando, como si tal cosa. Porque según dicen, tenía las lágrimas muy apretadas en los ojos y llora por desbordamiento.

Mujeres fuertes, tan fuertes que asustan a sus parejas, porque no saben lo que sufren y les aterra averiguarlo, porque sin ellas el mundo es un lugar caótico donde nada tiene sentido.
Mujeres tiernas, madres maravillosas que quieren hijas fuertes y valientes.

Mujeres que superan lo peor, porque se asombraron de que una amiga confiara tanto en ellas y no se atreven a decepcionarla. Porque nunca, dicen, nadie las quiso tan desinteresadamente.

Las mujeres cuidan la tribu. Cuando te haces mayor, cuando te sientes vieja porque te duelen cosas que no sabías que tenías y te fastidia tener que pararte un rato. Entonces descubres la sabiduría antigua de todas ellas. Entonces, si lo has hecho bien hasta ese momento, tendrás una pequeña tribu de mujeres en las que apoyarte y sobre todo, sobre todo, unas cuantas con las que reírte hasta las lágrimas, de lo aparatosa, cutre, vulgar y maravillosa que puede llegar a ser la vida.

Adoro a mis mujeres. Lo he hecho de maravilla. Estoy rodeada de seres excepcionales.