sábado, 25 de octubre de 2014

¿Animales o dioses? Contadores de historias

"A diferencia de la mentira, una realidad imaginada es algo en lo que todos creen y mientras esta creencia persista, la realidad imaginada ejerce una gran fuerza en el mundo"
Y. N. Harari. "De animales a Dioses" Septiembre 2014 Ed Debate

Uso marcapáginas, no porque no me guste doblarlas, no, es que el doblez tiene otro significado. A cada idea sugerente que leo, la esquina superior o la inferior, según la cercanía física al párrafo en cuestión. Si el libro me interesa, uso también el lápiz. Con éste, hasta me he comprado un precioso sacapuntas con goma que hace las delicias de mis hijas, y van juntos en el bolso, con el resto de cosas dispares y tremendamente útiles que trasladamos de un lugar a otro, nosotros los sapiens y especialmente nosotras, las sapiens.

De Animales a Dioses. Yuval Noah Harari. Ed Debate



El libro está estructurado en cuatro partes, y eso lo podrás leer en cualquier reseña de los cientos que han debido de hacerse sobre este libro. Quiero hablar aquí de la primera de ellas, porque se me está olvidando todo lo que me sugirió, y porque ha pasado el tiempo suficiente desde que la leí, como para que las relaciones se hayan creado y los conceptos posado.
Es la parte titulada "La revolución cognitiva".

Lo que una vez nos hizo distintos de otros homo, y no digamos de otros mamíferos, fue una mutación genética que nos dotó de la capacidad de crear una "realidad imaginada" a través de palabras.
Ahí empezó todo.
Ahí empezamos a cooperar grandes cantidades de individuos de manera flexible. Grandes números y flexible. Importantes ambos conceptos, porque pudimos construir catedrales, fabricar artefactos, crear la sanidad pública o el ejemplo que mejor define esta habilidad: inventar internet.

La realidad imaginada, - también llamada, mitos, o constructos sociales -  la capacidad de comunicar y creer a pies juntillas cosas que no vemos, no olemos, no tocamos, nos ha hecho matar y morir por desconocidos, sacrificarnos y sacrificar a otros, nos ha llevado a atrevernos a creer que esa masa de agua que llena toda nuestra visión, tiene un "otro lado" y que hay algo interesante a lo que llegar, si somos capaces de cruzarla.
Nos ha hecho y nos hace cada día, seguir a grandes narradores - líderes - , creer sus palabras y convertirlas en una forma de vida, poner nuestra inteligencia y capacidad, nuestro tiempo y hacienda, al servicio de lo que nos dice perseguir. Y todo ello funciona mientras sigamos creyendo ese relato.

Hay relatos que soportan muy bien el paso del tiempo, otros no tanto. La ciencia va desmontando a diario muchos de ellos, otros se mantienen a pesar de todos los cambios, porque como dice el autor - Yuval Noah Harari - el sufrimiento y la felicidad sí que son reales.

Cooperamos y lo hacemos de forma flexible, por eso revisamos y cambiamos nuestro comportamiento cuando las circunstancias cambian. Entonces surgen nuevos relatos, y nuevas consecuencias de esa realidad imaginada.

Piensa, al menos a mi se me ocurrió hacerlo al leer todo esto, en la cantidad de buenos relatos - en el sentido de bien contados - que te has creído e incorporado a tu comportamiento. Piensa y revisa cuáles de ellos te han conducido o contribuyen a evitar algo de sufrimiento a tu alrededor o, al menos, a producir un poco de felicidad en alguno de esos cooperadores inevitables que somos los sapiens. Personalmente esos son los mitos, relatos o realidades imaginadas que elijo seguir "creyendo".

Hay una interpretación bastante cínica de este enfoque: nada es real, todo son cuentos que nos contamos unos a otros para lograr unos objetivos. Los nacionalismos, las patrias, las empresas, las tradiciones...¡hasta los derechos humanos! Todos aquellos conceptos que nos conmueven y muchas veces no sabemos explicar. Tal vez pueda resultar demoledor, pero a mi me resultó esperanzador, porque lo que funciona para crear conflictos es también la mejor herramienta para resolverlos.
Pensaba - de manera un tanto ingenua, puede ser - que nuestro impulso cooperador, las nuevas tecnologías y un buen relato pueden perfectamente superar el de las nacionalidades. Y si Cataluña y España marcan sus diferencias, puede haber un relato distinto, una comunidad de locos del "sharing" que piensen que el hecho de compartir datos y tecnología es algo mucho más interesante que sentirse atados a una bandera o unos colores. Pueden crearse  -de hecho creo que se están creando - grupos de individuos que se reconozcan en otro tipo de proyectos diferentes a los que heredamos y funcionaron durante siglos en todo el mundo.

No lo puedo evitar, pero ahora, cuando escucho decir cosas como "nosotros los catalanes" o "el pueblo español" etc me da cierta risa. Nosotros, los sapiens, esa especie brutal que en su proceso evolutivo ha extinguido infinidad de especies, nos hemos creído el código de Hammurabi  (fijaos la similitud con alguno de sus preceptos) y casi 4000 años después, hoy mismo, hemos ahorcado a una mujer  porque mató al hombre que la intentaba violar (supuestamente), ya que la ley dice que la familia del violador debía perdonarla para salvar la vida, y han elegido el sangre por sangre. Nosotros, los sapiens, solo necesitamos un buen relato para hacer cosas increíbles.

Ahora cuando escucho a los viejos y nuevos líderes, veo cosas que antes no percibía: magníficos narradores que adaptan el relato al público y momento presente y pésimos contadores que aún desconocen de donde procedía su forma de vida.

Como dice Harari, lo real es la montaña, el río, el león o el plátano...pero una vez que el homo se hizo sapiens, la existencia de lo real dependió de manera brutal de la realidad que fue capaz de imaginar.


PD: un análisis de mi bolso me ha hecho pensar que aún hay en mí reminiscencias importantes de la cazadora-recolectora que tal vez fui. Una herramienta que te permite trasladar contigo todos los bienes materiales que crees valiosos (útiles)

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