"Cada vez que una batalla no está yendo muy bien es de rigor que se oiga hablar de hazañas de extraordinaria valentía en combate. Eso se debe a que cuando las guerras se inician según un plan y un bando gana, apenas se le exigen actos de excepcional heroísmo individual. La valentía es necesaria sobre todo en el bando de los perdedores (...)
Tú, lector del futuro, perdónanos nuestra ignorancia como nosotros hemos perdonado la de quienes nos precedieron...es ingrato avanzar como lo hacemos en la oscuridad y la tentación de esperar hasta que el fulgor del conocimiento brille sobre nosotros siempre nos acecha. Pero si caemos en ella tu reino no llegará nunca."
Este es un fragmento de uno de los mejores libros que he leído en mi vida. Se titula "El prisma del lenguaje" (Cómo las palabras colorean el mundo) su autor es Guy Deutscher y reconozco que nunca lo hubiese buscado de no haber leído la reseña que sobre él encontré en la revista Jot Down.
Es sencillamente magnífico. He doblado aproximadamente un 25% de sus esquinas, superiores e inferiores, he releído, relacionado y me ha mantenido en suspenso. Habla sobre la lengua, las lenguas, la lengua materna y sobre todo, plantea una inquietante cuestión: ¿es nuestra lengua un resultado de nuestra mente y cultura? o por el contrario ¿es nuestra forma de pensar, de percibir, la que resulta condicionada por ella?
La estructura de la historia es un completo acierto: guía al lector a través de los primeros interrogantes, de las discusiones y refutaciones, los cambios en las teorías, las modas y convencionalismos sociales, desde el siglo XIX hasta ayer mismo. Con él, descubres los detalles que hicieron que personas minuciosas e inteligentes llegaran a conclusiones realmente sorprendentes sin disponer de otros medios que su cerebro y su amor por la lectura de los clásicos. Aprendes que hay culturas con un sentido de la orientación absoluto - lo cual me maravilló especialmente puesto que soy tan incapaz de orientarme geográficamente que necesito visualizar el mapa de España cada vez que he de situar oriente y occidente -. Recuerdas que a la jirafa no le creció el cuello a base de esforzarse en estirarlo y acabas admirando a cuantos aman lo suficientemente algo, como para dedicarle una vida de investigación.
Es un libro sobre palabras y colores, o al menos eso dice la solapa. Realmente es un libro que habla de todo, que te hace pensar en todo, que permite relacionarlo todo. Exactamente igual que sucede con la lengua, tan íntimamente ligada a la esencia de lo que somos y podemos llegar a ser, física y culturalmente los seres humanos.
Es, en definitiva, uno de esos libros que necesitas releer y disfrutas regalando.
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