martes, 24 de diciembre de 2013

Segregados, separados o diferenciados, la cuestión es: ¿financiados?

Hasta ahora la ley en España no permitía el concierto de centros escolares con enseñanza diferenciada, segregada por sexos o como desee denominarse. A partir del 3 de enero sí.

Yo estudié en un colegio de niñas, no fue una elección, en esa época eran casi todos así, de hecho cuando alguna amiga no iba a este tipo de colegios, la singular era ella, que decía: yo voy a cole mixto. Y honestamente, todas pensábamos, "¡qué suerte!", era como estar en la vanguardia de las cosas.
Tuve una buena educación y no tengo queja alguna, mis monjas eran abiertas de mente, y guardo un recuerdo magnífico de mi estancia en el colegio. Sin embargo, no he elegido ese sistema para mis hijas.

En este debate siempre existe la tendencia a la politización. Los argumentos de los que están a favor se basan en estudios que supuestamente demuestran ventajas en los resultados académicos fundados en la diferente forma de aprender de niños y niñas  y ningún perjuicio en cuanto a igualdad de género.
Ni idea, lo mío era puro sentimiento. Quiero que mis hijas convivan, aprendan y conozcan, en el entorno en el que viven, es decir, con niños y niñas, y para ser sincera, intuyo que los chicos tienen más que perder que las chicas, en cuanto a aprendizaje, y la niñas peor fortuna, en asuntos de igualdad, si este tipo de enseñanza se generalizara. Pero, repito, era puro sentimiento.

Por eso me ha gustado encontrarme con este artículo publicado en  "Science" titulado "La Pseudociencia de la escolarización en un solo sexo", porque me ha permitido entender el debate en términos empíricos, alejados de cualquier tipo de ideología.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Catarsis

Tres semanas sin escribir y sigo bloqueada, no soy capaz de deshacer la maraña de asombro y desconcierto.
Se me acumulan los anteproyectos de ley. Leyes que, hasta hace no demasiado, eran objetos lejanos y ahora parece que no puedes dar un paso sin tropezarte con una.
Creo que empiezo a desvariar. Ese afán por prohibir y decidir sobre los demás parece contagioso. Miro el hueco que la máquina de coca-cola ha dejado en la pared del soportal y pienso en lo curiosa que es la vida. Una reunión de vecinos pre-cabreados por las derramas que se avecinan, una familia que reclama su justo derecho a vivir tranquila frente al uso indebido que algunos adolescentes han hecho de la sala común. Y todos a una, sin pestañear: clausuramos la sala.
Daba igual lo que se propusiera, estábamos lanzados, así que cuando de forma tímida otro explicó que el ruido que hacen al caer las latas de refrescos, algunas noches de verano, le molestaba, se vota de forma expeditiva y dicho y hecho: a tomar por saco la máquina.