Este es un post difícil. Quería contar lo que viví el 24 de septiembre en el pleno del Congreso. Lo escribo desde el agradecimiento por lo que sé una oportunidad única. Lo escribo desde el respeto y desde el único deseo de colaborar para conseguir una sociedad en la que los ciudadanos nos interesemos y participemos más en los asuntos que nos afectan a todos. Esta es mi humilde aportación.
domingo, 29 de septiembre de 2013
domingo, 22 de septiembre de 2013
El debate como reconocimiento del valor. ¿Fans o ciudadanos?
Me está costando mucho escribir esta entrada. Llevo cuatro días dándole vueltas al asunto y tres borradores descartados.
No consigo sintetizar correctamente lo que quiero decir, hacerlo con la claridad suficiente para evitar ser malinterpretada por mi falta de soltura en la escritura. Sé que muchas personas estarán en total desacuerdo con lo que trato de decir y otras me malinterpretarán, por eso este esfuerzo, para que si lo hacen, no sea exclusivamente por mis carencias.
Lo que he visto últimamente me ha hecho pensar y lamentar profundamente el déficit de objetividad que tenemos en España. Ignoro si es algo propio o pasa en todo el mundo, vamos, si es cosa del supuesto carácter español o inherente al ser humano. La sensación que tengo es que somos más "fans" que ciudadanos y que aceptamos y defendemos con demasiada alegría las ideas del grupo al que creemos pertenecer, renunciando muchas veces al esfuerzo que supone ver las cosas con ojos nuevos y cuestionarnos aquellas ideas que dimos por sentadas hace mucho tiempo.
Una entrevista dura, de una periodista singular a la líder de un partido político. Dos mujeres muy intensas, muy interesantes y para mi, muy valientes. Retuiteé, como hago habitualmente, todo el programa y al tiempo asistía a los comentarios de partidarios y detractores de una y otra. Y me entristeció, porque en esas supuestas críticas y opiniones veía afectos y desafectos más o menos educados y groseros, pero no vi dos cosas que para mi eran las únicas realmente importantes en este tipo de entrevistas:
domingo, 15 de septiembre de 2013
Crónica de una entrega anunciada (con sólo 6 días de antelación).
Cuando entré en el metro hacía sol, cuando salí de él en la estación de Sevilla, caían chuzos de punta. Era miércoles, día 11, y me dirigía corriendo a la oficina de change.org a recoger la documentación que iba a entregar en el Ministerio de Educación, cultura y deporte.
Estaba preocupada porque no tenía autorización de la Delegación del gobierno para realizar concentración alguna. Había sido una notificación de rutina, pero la realicé con 6 días de antelación y el plazo mínimo era de 10, así pues, se me denegó.
Este es el motivo por el que cuando me preguntaban por el acto de entrega, no decía la hora. Este es también el motivo por el que aparezco sola en las imágenes de ese momento. Pero estaban cerca Irene, Luis, David, Albert, César y Ángel. Así que estaba bien, estaba arropada.
Estar rodeada de micrófonos y cámaras es una experiencia curiosa. Supongo que puede resultar agobiante en algunas circunstancias, en mi caso no lo fue, pero creo que había trampa.
La trampa estaba en esos periodistas.
Tengo una imagen guardada, la de un periodista de pelo cano, no sé el nombre, ni siquiera el medio para el que trabaja, pero me sonrió durante todo el tiempo, y me hizo sentir bien. Ojalá pudiera agradecerle ese gesto, esa sonrisa franca y constante que me ayudó a centrarme, a responder sin asustarme.