domingo, 26 de mayo de 2013

Éxito

Pasarte 10 horas trabajando, trasladar muebles, doblar sábanas, guardar cuadros, apilar ollas, fregar encimeras, hacer taladros y descolgar cortinas.
Comer como si acampases, en el banquillo blanco como cuando tenías 10 años y sencillamente no había sillas para tanto niño y tu culo era pequeño y te tocaba en el banquillo, en el banquillo blanco que continúa intacto. Y comer pasteles de postre como si estuviéramos de fiesta. Y los dos protagonistas mirando asombrados a su ejército de hormigas laboriosas, cuyo único objetivo es dejarles trasladados en un solo día, para que apenas se enteren, para que al acostarse, todo sea como siempre.
Casi 10 horas sin parar y disfrutarlas porque nadie discute, aunque hayas "trascalado" con la broca y del baño hayas pasado al dormitorio sin pretenderlo.

Y tener éxito, porque al irse el último, ellos quedan sentados en su despacho, uno junto a otro, rodeados de sus cosas, en la postura que les gusta, muy cerca para poder mirarse, aunque él mire la pantalla del ordenador y ella su novela, el punto o su tele.

Y tener mucho éxito, porque tras irse el último, ellos llaman para decir que ha sido un día muy feliz.

El Libro

Tenía una portada bastante fea, pero cuando hoy cayó en mis manos, entre el inmenso montón de libros que estaba apilando, recordé el título antes de leerlo: "El misterio de la isla de Tökland" (J.M. Gisbert). Recordaba haber copiado alguna de sus ilustraciones (a plumilla) en un intento de prolongar el placer de su lectura, de seguir con él más allá del fin de sus páginas. Hay libros que son como esos sueños de los que cuesta despegarse aunque ya se esté despierto y te hacen remolonear y volver a cerrar los ojos intentando retener la sensación que te han dejado en el cuerpo. Tendría unos 10 años, probablemente acabaría de cumplirlos, lo supongo porque de mis cumpleaños cuando era niña no recuerdo regalos, pero recuerdo que siempre había algo de dinero y era un placer elegir el libro en el que lo iba a emplear.

Había otro, "Cuando Hitler robó el conejo rosa" (J. Kerr) lo compré en la librería de la playa, lo leí del tirón y volví angustiada a la tienda a suplicar que me lo cambiasen por un ejemplar que no tuviera páginas en blanco. No podía perdonar haberme perdido esos fragmentos, no eran muchos, pero eran míos.

Por la noche, entregué el misterio de la isla a mi hija de 10 años. Emocionada, le he mostrado las ilustraciones. Me ha dado las gracias encantada de poseer algo que un día fue mío, cuando yo era como ella.

El mismo objeto, tal vez la misma emoción.

Leo libros en papel, los subrayo muchas veces y doblo las esquinas de las hojas que releeré o querré buscar. Compro música en cd desde que en el instituto, daba clases particulares a los hijos de los vecinos, algún día mis hijas tendrán una discoteca espectacular y tocarán los mismos objetos que yo toqué.

Probad a hacer eso con un ebook o una licencia de itunes.



domingo, 12 de mayo de 2013

En Educación, piensa mal y te quedarás corto

Llevo todo el fin de semana preparando una charla a la que he tenido el honor de ser invitada. Estaba repasando los distintos métodos empleados en España para facilitar los textos escolares a nuestros niños, desde el sistema de reutilización y financiación pública de bancos de libros de texto, hasta la compra anual de textos a cargo de las familias, pasando por la subvención a la compra directa, que por lo que he podido deducir es el modelo preferido de las empresas que editan este tipo de libros.

Repasaba, como digo, estudios que hablan de las "escasas" ventajas económicas que el sistema de reutilización tiene frente a la subvención a la compra ("sólo" un 28% de ahorro dicen) cuando me llega esto del blog de Jordi Martí

Y ojalá me equivoque pero creo que no. Creo ver en esto la manera en que se defienden los grupos bien organizado y con intereses muy grandes en no perder el negocio de la educación. Y lo pienso cuando leo estos dos  párrafos del comunicado citado:

"Valencia. La conselleria de Educación, Cultura y Deporte pondrá en marcha el próximo curso 2013-14 un programa experimental para el fomento del uso de libros de texto en dispositivos electrónicos tabletas en los centros educativos públicos y concertados de la Comunitat Valenciana."
(...)
"El programa tiene como objetivo aproximar el sistema educativo a las nuevas demandas derivadas de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación; así como hacer un estudio piloto de esta medida de ahorro para las familias que, aunque deben asumir el coste de las tabletas y los contenidos digitales, conseguirán un margen de ahorro desde el primer curso de su utilización con respecto al libro tradicional."

Pueden releerlo en el enlace original cuantas veces quieran. No dice nada de software libre, ni plantean pedir contenidos con licencia Creative Commons, pero ya van avisando que las familias habrán de costear tabletas y contenidos digitales. 
Lo próximo habrá de ser un nuevo estudio de la financiación de compra directa de libros de texto "digitales" que ni siquiera tendrá que pasar por las manos de las familias, irá directamente al proveedor. Qué avance! (por favor, nótese la ironía). 

Y yo me pregunto: ¿dejarán que el hermano menor herede los contenidos digitales pagados por el mayor? Qué chorradas se me ocurren...

Ya están aquí...y han sido mucho más rápidos que nosotros. Me gustaría saber qué camino han tomado

viernes, 10 de mayo de 2013

Vecinas

Ya hace un año que fue operada y esta mañana he recibido un mensaje suyo recordando tan señalada fecha. Tan solo quería mandarme un beso y darme las gracias por "hacer que hoy me encuentre bien". Tan solo...

En realidad me da las gracias por un pastel con cabello de ángel que ni siquiera estaba bueno. Por pasarme un rato sentada en su sofá, por reírme con sus cosas y engordar de forma solidaria mientras  hablamos de ropa interior horrorosa y otras delicias propias de lo maravilloso que es ser mujer.
Me da las gracias por hacer que hoy se encuentre bien, ella, que aplica todo lo que ha sufrido para ser mejor médico y ayudar a otras mujeres a que estén más tranquilas, más seguras y más acompañadas. Y yo me maravillo de que un pastel experimental de cabello de ángel tenga efectos tan poderosos.

Hasta ahora sólo los macarrones con tomate tenían ese capacidad. Los preparó para mi hija mayor otra mujer. La que cuando te pones de parto en plena noche, envuelve a tu única hija hasta el momento en una manta y cuida de ella como si fuera suya. Y la lleva al cole al día siguiente, y la recoge. La que no deja que el padre se vaya sin cenar cuando pasa por casa a ducharse y cambiarse de ropa.

Hay mujeres que son como medicamentos. Se aplican por la noche cuando asaltan miedos e insomnios, y basta acercarse a ellas un rato en el soportal, hablando bajito y compartiendo un cigarrillo prohibido para que todo se vuelva un poco más leve. También sirven para reducir el estrés, cuando el trabajo y el resto de la vida colisionan, o la propia vida te pide dos cosas a la vez en sitios distintos.
No importa que te hayas ido a vivir temporalmente a la otra punta del mundo. Este club de los prodigios no da de baja a sus socios por esas minucias, y siguen ahí para que cuando vuelvas, sea por vacaciones o para quedarte, puedas reintegrarte con todos los derechos intactos.

Pensaba en estas cosas cuando escuché por la ventana una voz infantil que desde el patio y a gritos, pedía a su madre que tirara "galletitas" para otra niña que todavía no había merendado. Tan pequeñas y ya repiten los patrones de sus madres, cuidando unas de otras.

Las he visto ayudarse casi sin darse cuenta, partiendo del principio que esas cosas no hay que agradecerlas. 

La casa en la que vives puedes haberla elegido, a los que viven junto a ti, no.

sábado, 4 de mayo de 2013

Eels. Si no sabe montar en metro, no monte, pero no moleste.

El domingo estuve en la sala La Riviera, era mi tercer concierto de los Eels.

Personalmente creo que este último disco (Wonderful Glorious) no es lo mejor que han hecho, pero reconozco que dieron un concierto espectacular, y hacia el final Mr E (Mark Oliver Everett) al que se le notaba incluso alegre (pesimistas del mundo, si él puede, lo vuestro no tiene mérito) nos regaló un medley de "Mr E’s Beautiful Blues" y "My Beloved Monster" digno del inmenso músico que es.
Da igual lo que toque este hombre, da igual que se llame Mr E o Eels, que venga con Butch o sin él, con chándal de adidas o mono blanco, el señor E merece ser escuchado hasta cuando toca media hora de espaldas al público cabreado porque alguien le ha birlado la guitarra.

La sala abarrotada, y aunque apretados e incómodos, estábamos bien avenidos. Es esa extraña fraternidad que se establece con un completo desconocido cuando corea la letra de las canciones, especialmente de las antiguas, y con ello te demuestra que "es de fiar". Así pues ¿cómo no entender que quiera ver una esquina de escenario aunque para ello tenga que empujarte un poco? Pues le dejas, porque sabes que en unos minutos se apartará agradecido, con una sonrisa en la cara. Y así funciona la cosa.

Cuentan que un día en el metro, una mujer daba codazos y empujaba tratando de hacerse un hueco entre la masa para llegar a un asiento imposible. Entre los murmullos de desaprobación y las risitas se escuchó una frase en el más puro estilo cheli, que para mi se ha convertido casi en una filosofía de vida: "Señora, si no sabe montar en metro, no monte, pero no moleste".

La cosa se estaba terminando, la espalda apoyada en la pared dejando libre un pasillo hacia la salida, único sitio donde las dichosas palmeras no tapan la escena. Una pareja encuentra un hueco justo al lado y pregunta si ya han comenzado los bises, vienen desde Valencia y han confundido la hora, maldicen su suerte. Les digo que no es tan malo, que no han empezado en hora y aún queda concierto. Pasa el rato y la gente circula constantemente delante nuestra, se paran unos instantes y continúa. En un momento dado una pareja muy estética que se dirigía a la salida, se detiene a escuchar un bis inesperado. El chaval de mi lado espera unos segundos y al ver que la cosa se consolida le dice un par de "perdones" que son olímpicamente ignorados, lo intenta y finalmente comete el craso error de tocar ligeramente el hombro de ella, cuyo moño ocupaba tres cuartas partes de su visión. El gesto fue suficiente para que el acompañante amagara la tangana y demostrar quien era el macho alfa. Ante la perspectiva, alrededor hicimos un hueco a la pareja agraviada y unos instantes antes de terminar la canción los intrusos, muy dignos se dirigieron a la salida.

Pero, increíblemente (hay que ser insensata para tentar tanto la suerte), en la espalda de ella, toda glamour y dignidad apareció una peineta escondida. Me reí con ganas,  pensando hasta donde era capaz de llegar la estupidez humana, pero la pareja valenciana me congració con el género de nuevo, tan sólo dijo: "y encima ni siquiera aprecian a los Eels, mira que irse antes de acabar los bises"

Y yo que ya iba a soltar un taco gordo, me callé pensando que no se les podía decir nada peor.