Soy un desastre titulando, pero creo reconocer los buenos cuando los veo.
"La impaciencia del corazón" (Zweig), "Se está haciendo cada vez más tarde" (Tabucchi), son títulos tan hermosos que bien merece la pena comprar los libros aunque sólo sea por ellos.
Titularé esta entrada cuando la acabe, como hacemos los arquitectos con los bocetos, una pequeña artimaña que finge que sea un germen lo que en realidad es la síntesis de un largo proceso.
Hay una maldición muy conocida, "te deseo que vivas tiempos interesantes", pues bien, podríamos decir que estamos viviendo tiempos interesantes, y desde que empezaron he escuchado a muchas personas de distinta condición tratar de darles una explicación.
La que habla desde el resentimiento y la superioridad moral partiendo de la base de nuestra condición como españoles, como si cualquiera de nuestros actos estuviese impregnado del tinte de la vagancia y la chapuza, lo que nos sucede, nos lo merecemos, y cuando uno recibe su merecido no puede sino callar y recibir resignadamente su castigo.
La generalización, la conciencia culpable pero-en-realidad-no. Todos hemos hecho, vivido, gastado...
La victimista ...
Y luego están las conclusiones.
Probablemente la que más veces he escuchado ha sido "lo bueno de la crisis es que nos devuelve valores que teníamos olvidados".
Pues no. No es así. O al menos no puede aplicarse a nadie que no sea quien emite semejante afirmación.
La primera vez, interpreté que venía desde la modestia de atribuirse un defecto del que carecía, en un intento de no culpabilizar a otros, o al menos no sólo a otros. Las siguientes veces siempre han sido personas que no sufren directamente sus estragos.
Para mi el único aspecto positivo de estos "interesantes" tiempos es la capacidad que tienen de obligarnos, a los perezosos e indecisos, de ponernos contra la pared sin posibilidad de seguir ignorando que podemos hacer mucho más de lo que hacemos.
Es un triste triunfo, pero dado que somos la mayoría, tal vez se convierta en algo realmente práctico.
¿Puede nuestra percepción de las cosas cambiar las cosas en sí?. En el fondo es de lo que quería hablar.
Grant Thornton (auditora) ha realizado un vídeo muy interesante, que plantea una perspectiva distinta de la crisis española. Es una presentación realmente buena en la que se muestran primero los grandes problemas para a continuación enumerar unas cuantas de las grandes virtudes que poseemos.
Me ha gustado, no lo puedo negar. No sé si será real lo que proponen (¿haces aquello que crees que puedes hacer?) si saltas desde un precipicio en tu convicción de poder volar, lo más probable es que no llegues a descubrir la respuesta a tiempo, pero también es cierto que si crees que no puedes no lo vas a intentar.
Hay que introducir noticias positivas en el sistema dicen. Y en eso estoy de acuerdo, no sé si será una buena medicina, pero es que son ciertas. Tan cierto como que hay una tragedia cada día, es que ha aumentado en un 4% el número de voluntarios de Cáritas (por nombrar a una cualquiera de las muchas organizaciones que cada día trabajan para los demás). Tan cierto como el número de personas sin trabajo es que hay otras tantas dispuestas a dar parte de su salario para ayudarles.
Decía una persona de nacionalidad argentina que en España no pasaría lo mismo que en otros países. Y como explicación añadía que los españoles nos ayudábamos unos a otros. También lo he escuchado en boca de un noruego, sorprendido por nuestra capacidad de autocrítica feroz.
Habrá que repetirlo muchas veces, hasta que nos lo creamos. Porque también somos así. Somos tremenda y afortunadamente así.
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